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Brayan, el hondureño detenido con Los Sinaloa en Tepito, junto a otros seis de sus paisanos ejecutan y cobran deudas

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México. Brayan Martínez Molina es de origen hondureño, policías lo detuvieron ayer en el operativo que realizaron en Tepito. Sin embargo, no es la primera ocasión que o detienen.

Hace dos meses lo atraparon en flagrancia robándose una motopatrulla y con más de un centenar de dosis de cocaína, pero por algún motivo quedó en libertad.

Ayer lo encontraron otra vez en la colonia Morelos, pero ahora con ocho miembros de la banda de Los Sinaloa.

Tenían armas largas, cortas, drogas, chalecos balísticos, una tabla de castigo y dijo que se llamaba Armando Martínez Molina.


Martínez Molina forma parte de un grupo de seis hondureños que se dedican a cobrar deudas y asesinar a quien no pague las deudas a Los Sinaloa.

Los Sinaloa

Los Sinaloa son un grupo de narcomenudistas que opera desde hace unos seis años en el Barrio de Tepito, se dedican a vender drogas.

La tabla de castigo la tenían para golpear a quienes no tuvieran dinero para pagar pequeñas deudas de droga, las armas para defenderse de grupos rivales y para atacar a quien se negara a pagar.


El nombre del grupo surgió por su líder conocido precisamente como El Sinaloa. Se decía venir de aquel estado, inició las operaciones del grupo en Peralvillo 15; tiempo después las cambió al 21 de Jesús Carranza y finalmente a la calle de Aztecas.

Fue ahí, donde este miércoles llegaron policías. Estaban tres sujetos originarios de Mazatlán, dos hondureños, un exreo y tres mujeres, todos con funciones específicas dentro de la banda.

Los sinaloenses eran los jefes del lugar, los hondureños, encargados de cobrar deudas y asesinar a quien no quisiera pagar; el exreo y las mujeres encargados de atender la tienda y entregar las drogas.

Entre esos hondureños estaba precisamente Brayan Martínez Molina.

De acuerdo con reportes de las autoridades, el pasado 12 de febrero lo arrestaron en esa misma calle de Aztecas. Aquel día, una mujer llamó a la policía y fingió una emergencia. Un agente en moto llegó y entró a la vecindad para ayudarla, pero la realidad es que era un engaño. Mientras el uniformado estaba en el lugar, el hondureño se robó la motopatrulla.

Cuando el agente reaccionó, pidió ayuda de sus compañeros y entre varios lograron alcanzarlo y detenerlo. Aquel día se informó que lo habían puesto a disposición del MP.

Sin embargo, por algún motivo, ya estaba en libertad. Y de nuevo en la misma calle donde lo habían arrestado.
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