La mañana de este martes 12 de febrero el mundo se paralizó al saber que el llamado juicio del siglo llegaría a su fin y, con ello, se escribiría el destino de uno de los narcotraficantes más grandes de todos los tiempos: Joaquín Guzmán Loera, mejor conocido como El Chapo Guzmán, quien fue líder del Cártel de Sinaloa durante más de dos décadas.
El jurado informó, en punto de las 11:46 de la mañana de dicho día, que el capo mexicano había sido declarado culpable de los diez cargos que se le imputaban. Unos minutos después revelaron que su sentencia es cadena perpetua.
La condena impuesta por un juez de los Estados Unidos causó un fuerte revuelo en varios territorios de México, principalmente en la región donde este realizaba sus operaciones.
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Lo anterior, debido a que su figura se ha convertido en símbolo de altares, y en muchas ocasiones se encuentra acompañando a la estatuilla de Jesús Malverde, quien es considerado como el Santo de los Narcos.
Culiacán, Sinaloa, es la ciudad que más ha mostrado su rechazo a este hecho; ahí, los habitantes enfatizaron que, a diferencia de lo que se cuenta, ellos conocieron de una manera distinta a El Chapo.
Desgraciadamente, pues su trabajo era algo ilícito, pero lo hacía con el propósito de ayudar a mucha gente sinaloense (…) Debieron haberse fijado la manera humana en que ayudaba a la gente, de la manera en que aportaba su capital para la gente que lo necesitaba” [sic].
De acuerdo con testimonios de los pobladores sinaloenses, la captura de Guzmán Loera ha generado una fuerte caída en la economía local, pues muchos negocios dependían de las compras de miembros del cártel comandado por el ya mencionado capo.
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1 comentarios:
¡Vaya cloaca de ciudad; vaya cloaca de país! Todo lo que les pasa se lo tienen ganado a pulso.
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