La impunidad de los narcotraficantes en México llega a niveles insospechados. Aunque Joaquín “El Chapo” Guzmán está encarcelado en una prisión de máxima seguridad en EEUU por una vida de ilícitos, sus hijos siguen gozando de la gran vida con fiestas excéntricas.
Una cuenta de Instagram atribuida a Iván Archivaldo Guzmán, hijo del fundador del Cártel de Sinaloa, publicó el video de una fiesta en la que se regalaron coches deportivos, artículos de lujo, además de que hubo comida y música bulliciosa al aire libre.
El obsequio del cártel incluía un vehículo Honda Civic, que en México se vende en 350,000 pesos (USD 18,000) aproximadamente.
La cuenta atribuida al presunto narcotraficante, también contenía una foto de bolsas de plástico llenas de golosinas y una etiqueta adherida: “Que esta época de Navidad este llena de felicidad. Que en tu hogar se encienda la luz de la Fe y el Amor. Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo, te desea Iván Archivaldo”.
Otra publicación —que ya no está en línea— presentó una de las canciones más descargadas de la historia, Feliz Navidad de José Feliciano.
La repartición se produjo en la temporada de posadas navideñas, en la que durante nueve días los mexicanos celebran con comida, colaciones y piñatas.
Una semana antes del improvisado evento, los gatilleros al mando de Los Chapitos, interrumpieron sus actividades habituales y en lugar de colgar cadáveres torturados de los puentes y sembrar de cabezas cortadas las plazas, se dedicaron a repartir despensas y juguetes a los pobladores. “¡Gracias Don Iván!", gritaron los menores al unísono mientras recibían las dádivas.
Los regalos de Iván Archivaldo fueron similares a los que su infame padre, “El Chapo” Guzmán, hacía en la época decembrina mientras lideraba el poderoso Cártel de Sinaloa.
El narco mexicano ordenó una vez la construcción de casas para las familias pobres de Sinaloa, que ha sido escenario de sangrientos ajustes de cuentas entre bandas criminales. También hizo que sus sicarios entregaran muchos regalos antes de Navidad.
Es frecuente que los criminales hagan obra social. Los de Sinaloa también han repartido ayuda en medio de fenómenos naturales. Amado Carrillo, el legendario “Señor de los Cielos”, muerto durante una intervención estética, viajaba a Tierra Santa y hacía donaciones a la Iglesia, que el párroco de su pueblo recibía siguiendo la máxima del padre prior: “Todo es bueno pal’convento”. Sin embargo, ahora los narcos lo publican todo en redes, para ganar una base social y hacer olvidar que el resto del año arrastran el país a un pozo de dolor, violencia y subdesarrollo.
Las donaciones del primogénito de Guzmán llegan dos meses después de que en Culiacán, Sinaloa, dirigió un asalto bélico contra las fuerzas de seguridad mexicanas que descendieron sobre la casa de su hermano, Ovidio Guzmán López, para cumplir una orden de arresto.
Antes de que los agentes se vieran obligados a retroceder y dejar libre al presunto criminal, la policía obligó a Ovidio a ponerse de rodillas contra una pared. Entonces, Iván Archivaldo movilizó a los sicarios de Sinaloa y gritó amenazas contra los soldados y la población.
Los ataques de al menos 150 hombres armados, abordo de 30 vehículos, continuaron antes de se informara de los primeros soldados heridos. En total, 13 personas murieron en los tiroteos de la ciudad norteña.
Guzmán sabía que el cártel tenía la ventaja. Al menos dos oficiales y nueve soldados fueron tomados como rehenes en un esfuerzo por asegurar la libertad de su hermano.
Iván Archivaldo Guzmán, de 36 años, es uno de los tres hijos de Joaquín Guzmán Loera y María Alejandrina Hernández. En Estados Unidos es acusado de lavado de dinero como resultado del tráfico de drogas y está en el punto de mira de las autoridades por presuntamente introducir cocaína, heroína, metanfetaminas y marihuana al país norteamericano.
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