Douglas José Hernández, es un migrante que por la ola delincuencial y la pobreza que sufren en Honduras, decidió abandonar su país junto con su hijo menor, Wilmer Hernández Fernández, de 15 años de edad, pues la Mara Salvatrucha quería obligarlo a unírsele a sus filas.
Sin embargo, ya en territorio mexicano, específicamente en Mascupana, Tabasco, un grupo delictivo le secuestró a su hijo, encontrándolo más tarde con ayuda de pobladores y policías; dos fueron detenidos por ese caso, pero sólo uno fue procesado, el otro era menor de edad.
Días después, Douglas José, durante un asalto arriba del tren, ya en Las Choapas, fue arrojado al vacío y sufrió fractura del brazo izquierdo, por lo que fue operado en el hospital “Doctor Pedro Coronel Pérez”, apenas hace una semana le retiraron los clavos y actualmente, padre e hijo, piden ayuda económica en el crucero de las vías en la colonia El Rabón.
José Hernández, tiene 52 años de edad y asegura que allá en Honduras dejó cinco hijos más, quienes están sufriendo hambre e inseguridad, porque el gobierno de su país no da garantías de una vida digna a sus conciudadanos.
“Para salvar a mi hijo, tuve que traérmelo para México; la Mara Salvatrucha le había dado de plazo tres días para que se uniera a ellos, sino, me lo matarían”, cuenta el migrante, entrevistado por PRESENCIA junto a las vías del ferrocarril, quien asegura que también ya le habían quitado una motocicleta de reciente adquisición.
Hace ocho meses, salieron ambos de Honduras, tenían como objetivo llegar a los Estados Unidos, pero cuando estaban en Macuspana, Tabasco, durante un asalto al tren, un grupo del crimen organizado, que tenía el control de ese medio de transporte, se llevó a su hijo y lo privaron de la libertad.
“Yo pedí auxilio de la gente y de la policía, entre todos lo anduvimos buscando hasta que lo encontramos; me lo tenían amarrado de pies y manos y con la boca encintada. La policía detuvo a dos delincuentes por eso caso, pero uno salió libre porque era menor de edad, el otro sí quedó encerrado”, explicó el hondureño.
Refirió que después de ese trance, siguieron su camino arriba del tren, pero llegando a territorio de Las Choapas, entre la colonia El Rabón y el camino que conduce a Ceiba Blanca, un grupo de sujetos armados, algunos de ellos propios hondureños, los asaltaron, les quitaron todas sus pertenencias y a él lo aventaron desde arriba, provocándose una fractura de brazo.
“Nos exigieron una cuota por viajar en el tren; le dije que no traía mucho dinero, que sólo lo indispensable, pero uno de ellos me empujó y caí. En el hospital de aquí de Las Choapas me tuvieron internado, mi hijo corrió peligro también porque al ver lo que me habían hecho, él buscó la forma de saltar del tren para quedarse conmigo”.
Indicó que a raíz de este accidente, ya no siguió más adelante y aquí ha permanecido en la ciudad, sobreviviendo con su hijo con ayuda de la gente, lo poco que obtienen lo ha gastado en medicamentos y en la alimentación, y hace menos de 15 días le retiraron los clavos de su brazo.
Este miércoles que se le entrevistó, tenía su mano bastante inflamada, según él, porque ha permanecido en el sol pidiendo ayuda económica a los automovilistas y porque no ha tomado ningún medicamento que lo ayude a desinflamar.
“Espero y ya se me deshinche, me ha dolido pero no queda de otra, aquí estoy con mi hijo tratando de sobrevivir y por aquí voy a estar unos días más, pero necesito ayuda de la gente, porque no tenemos casi ropa, y se nos ha dificultado todo”, dijo Douglas José Hernández.
De igual forma, el joven Wilmer Hernández, pidió a la gente que guste apoyarlos, que los vaya a ver al crucero de las vías en carretera al Cerro de Nanchital, a la altura de la colonia El Rabón, donde permanecen pidiendo ayuda de la ciudadanía.
Padre e hijo, aseguran que últimamente han sido constantes los asaltos arriba del tren, porque cuando pasan sus colegas les han dicho lo que está pasando, incluso, hace unos días, del lado de Tabasco, unos kilómetros antes de llegar al puente San José del Carmen, que divide a Veracruz y Tabasco, delincuentes aventaron a un migrante y éste fue cercenado de una pierna por las ruedas del ferrocarril, por lo que suponen que murió desangrado, porque cayó entre el monte donde es una zona completamente despoblada.
Antecedentes graves
Las Choapas, municipio veracruzano, colindante con Tabasco y Chiapas, tiene graves antecedentes en abusos y muertes de migrantes centroamericanos.
El tramo Francisco Rueda-Las Choapas es una de las rutas más peligrosas para centroamericanos que utilizan el ferrocarril para desplazarse en busca del ‘sueño americano’, ya que operan bandas delincuenciales que despojan de sus pertenencias a los migrantes.
Se trata de 45 kilómetros de vías que comprende del poblado Francisco Martínez Gaytán-Francisco Rueda, Tabasco-Las Choapas, que de acuerdo con los propios pobladores de esa región, en 2015 fueron al menos 10 migrantes asesinados en un lapso de dos meses.
Lancheros que habitan en la comunidad de Tembladeras, distante a unos 40 minutos de la congregación San José del Carmen, relatan que “si las autoridades revisaran esa zona, a los lados de las vías del ferrocarril encontrarían restos humanos que hace meses o años quedaron ahí tirados, porque hay testimonio de ilegales que han pasado corriendo por las casas que dicen que los arrojan desde arriba del tren si no pagan la cuota que les piden”.
PRESENCIA cuenta con antecedentes que coinciden con esos testimonios, ya que mujeres y hombres centroamericanos han sido víctimas de vejaciones sexuales y asaltos arriba del ferrocarril, algunos que se han opuesto, han sido arrojados del tren en movimiento.
Las cifras de extorsiones, abusos sexuales y masacres de migrantes no tienen límite; en esta región los indocumentados sufren cotidianamente una vida de terror, donde sólo tienen dos opciones: pagar a la mafia o morir.
Margarita Núñez, asistente del Programa de Asuntos Migratorios de la Universidad Iberoamericana, identifica puntos rojos en la ruta de los migrantes y señaló que la zona más crítica es la frontera entre Tabasco y Veracruz, “donde están sucediendo las mayores agresiones a migrantes”.
Asimismo, el Obispo de la Diócesis de Coatzacoalcos, Rutilo Muñoz Zamora, aseguró que las agresiones en contra de los migrantes por parte del crimen organizado continúan registrándose en el sur de la entidad veracruzana, sin que las autoridades brinden las garantías de seguridad para los centroamericanos.
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