La reciente captura de dos veteranos controladores aéreos en Colombia vinculados al Cartel de Sinaloa ha puesto de relieve una vez más el papel neurálgico que juegan las autoridades aeronáuticas corruptas en el comercio internacional de droga y el creciente rol del crimen organizado mexicano en el país suramericano, principal productor de cocaína del mundo.
En una operación que contó con el apoyo de la Administración para el control de Drogas de Estados Unidos (The Drug Enforcement Administration, DEA por sus iniciales en inglés), las autoridades colombianas desmantelaron una red de 11 personas que incluía funcionarios corruptos señalados de coordinar y facilitar el transporte de cocaína para el Cartel de Sinaloa desde el aeropuerto Alfonso Bonilla Aragón de Cali, en el suroeste de Colombia.
Según uno de los investigadores, la droga, que era llevada desde el departamento del Cauca, a unas pocas horas por tierra de la ciudad de Cali, tenía como destino final México, a donde era enviada en jets privados. El grupo presuntamente estaba a cargo del ciudadano colombo-mexicano Jaime Hernán Velásquez, alias “El viejo”, quien ya había sido capturado en 2003 por sus vínculos con el tráfico de cocaína.
Entre los capturados se encuentran Luis Armando Rivera y Jorge Jimmy Panchalo Calderón, quienes suman más de 50 años de experiencia en Aerocivil, la agencia semiindependiente del gobierno colombiano que se ocupa de la regulación y control del tráfico aéreo, excluyendo la aviación militar.
Otros miembros de la red, algunos de los cuáles mantenían vínculos con las fuerzas militares, eran responsables de evitar procedimientos de interdicción aérea, reclutar pilotos y conseguir las aeronaves.
Las operaciones de la red presuntamente se extendían a Buenaventura y Cartago, aeropuertos aledaños al de Cali, aunque las autoridades aún no descartan que en los próximos días se presenten capturas vinculadas a la organización en otras partes del país como Bogotá y Villavicencio.
Análisis de InSight Crime
El desmantelamiento de esta red se suma a una serie de operaciones recientes realizadas por las autoridades colombianas que parecen estar enfocadas en el uso de aviones privados para el tráfico internacional de masivas cantidades de cocaína.
Como InSight Crime ha señalado, el impresionante aumento en la producción de cocaína colombiana ha llevado a que algunos grupos de narcotraficantes —los que están mejor conectados— ahora prefieran arriesgarse a enviar cargamentos de cocaína de mayor tamaño que a incurrir en la extenuante tarea logística de separarlos en paquetes más pequeños, lo que también implica un mayor numero de intermediarios.
El papel de las autoridades corruptas en estas dinámicas es clave para asegurar la llegada de la mercancía a su destino. De hecho, el expresidente de Colombia Álvaro Uribe, quien se desempeñó como director de Aerocivil a comienzos de los años ochenta fue vinculado a estas dinámicas en el pasado, e incluso ha sido señalado de entregar licencias y rutas de vuelo a Pablo Escobar.
Así mismo, los vínculos de la organización con un presunto miembro del Cartel de Sinaloa y que miembros del grupo transportaran la droga desde su zona de cultivo, da muestra de los cambios recientes en el comercio de cocaína tras la desmovilización de las FARC y los cambios subsecuentes en el panorama criminal colombiano.
Aunque desde hace varios años las organizaciones criminales mexicanas han tenido cierto nivel de presencia en Colombia a través de emisarios, las capturas recientes presentan una señal alarmante de que estos grupos ahora podrían estar buscando asegurarse un mayor control de las cadenas de producción y distribución de la droga a través de la corrupción de funcionarios de mayor nivel.
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