Saltillo, Coahuila.- Autoridades manejaron información donde se afirma que un total de más de 20 mujeres desaparecieron en el norte de Coahuila en el año 2012, todas ellas eran jovenes que rondaban entre los 17 y los 25 años.
Según la investigación realizada por Proceso, desde ese año, sus familias nunca volvieron a saber de ellas.
Tortura
El testimonio de María M., que prefiere no difundir su apellido por cuestiones de seguridad, sirve para tomar dimensión (al menos en parte) del terrible martirio que padecen decenas de mujeres en manos de los cárteles mexicanos y grupos criminales y de sicarios más peligrosos del mundo. Sus líderes son de los más buscados.
María ha sido noticia esta semana cuando el escritor y periodista mexicano Héctor De Mauleón ha narrado con todo lujo de detalles el infierno que ha padecido, y del que todavía no han podido escapar muchas chicas y jòvenes en la misma situación (varias de las cuales no superan los 13 o 14 años). Lo peor, encima, es que muchas víctimas nuevas caerán en estas redes de manera inminente.
Hoy esta persona se ha convertido al catolicismo, y ha logrado salir de la época más oscura de su vida. Acude regularmente a la Iglesia del Buen Samaritano, pero ha decidido romper su silencio para graficar "una variante del infierno que México da a las mujeres", como bien ha descrito De Mauleón en El Universal.
La ex esclava sexual del grupo 'Los Zetas', uno de los cárteles de narcos que llegó a reinar en el país latinoamericano y que aún mantiene importante poder, ha visto con sus propios ojos como estas bestias despiadadas suelen apoderarse de sus víctimas, para después hacerlas sufrir los peores tormentos.
María es cubana. Se casó con un hombre llamado Guillermo, que obligó a que se prostituyese, al igual que otras niñas y mujeres inmigrantes. Los Zetas suelen reclutar mujeres en Monterrey. Guillermo al principio era jovial y simpático, pero se inyectaba heroína y se la hizo probar a la fuerza a su flamante esposa.
Una vez que las captan en sus redes, los criminales hacen que las mujeres ofrezcan servicios sexuales a cambio de dinero a los inmigrantes que viven hacinados en pisos patera en las zonas más pobres de Monterrey. "En cada habitación viven entre 10 y 15 personas", ha relatado María. Ella y otras chicas pasaban de cuarto en cuarto y cobraban unos 15 euros a cada 'cliente'.
El dinero recaudado pasa a los bolsillos del Cártel. María quedó embarazada de Guillermo. Perdió a su niña, que fue dada en adopción. Nunca más supo de ella. Una mañana la cargaron en un camión junto a otras treinta mujeres: había venezolanas, colombianas y mexicanas. El destino final fue una finca en el municipio San Nicolás.
"En los búnkeres de los narcos, las mujeres de los Zeta deben rellenar ceniceros con cocaína cuando se vacían. Si no lo haces incurres en faltas, que son castigadas con palizas.
Los narcos, además, tienen cómplices mujeres para reclutar víctimas. Es el caso de una tal Mónica Mendoza Reséndiz,"enganchadora de niñas", según las palabras de María. Las buscan en el municipio de San Juan del Río, y también por Querétaro y Acapulco.
Hoy, en el mapa de los narcos, tambièn cobra fuerza la zona de Reynosa, en Tamaulipas, donde abundan las rehenes de los cárteles. En los ranchos de Allende también tienen lugar las peores calamidades. "Los Zetas primero son alegres y amables. Luego se amargan y vienen los golpes. Una vez me tiraron los dientes a patadas", relata la mujer para el mencionado medio.
Ella los define como dueños absolutos de algunas zonas: "En Reynosa hacen lo que quieren con las mujeres. Las matan o las venden", afirma. También 'juegan' de manera macabra con motosierras y las despellejan.
"Muchas ni regresan a sus hogares", finaliza la mujer. Su testimonio, en pleno siglo XXI, ojalá sirva para comenzar a erradicar esa ola salvaje y brutal de locura y muerte que ocurre a cada hora, en un país que se merece otra realidad.
Por otro lado, según un reportaje publicado por el diario británico The Guardian, en tan solo tres noches en el mes de noviembre en el 2011 desaparecieron al menos 50 mujeres de entre 20 años de edad en Xalapa, Veracruz.
El reportaje se centra en el fallido contra ataque de la “guerra al narcotráfico” que inició en el sexenio de Felipe Calderón Hinojosa, en diciembre de 2006 y que hasta ahora, diez años después, ha dejado alrededor de 200 mil personas asesinadas.
Mujeres criminales
Aunque algunas de estas féminas fueron etiquetadas como “Las mujeres del Comandante Chaparro”, el sanguinario jefe de sicarios de la plaza de Piedras Negras, la mayoría de ellas no estaban relacionadas con el crimen organizado y su pecado fue estar en cierto momento en un lugar equivocado.
Se sabe que desde finales del 2007 Los Zetas transformaron la ciudad fronteriza de Piedras Negras en su principal sucursal para el trasiego de drogas.
Algunas de las mujeres pertenecientes a estos grupos delictivos
El reinado de David Alejandro Loreto Mejorado, mejor conocido como el Comandante Enano o Chaparro, en la plaza de Piedras Negras, se caracterizó por contar con un variado harem mujeres a las que invitaba a sus frecuentes fiestas.
Designó a una de ellas como encargada de reclutar a más mujeres, entre las que figuraba Mónica Larissa Peña Ramos, quien era descrita como "una belleza salvaje: de piel canela, cabello negro y ojos brillosos”.
Larrisa Peña y sus amigas eran conocidas como El Grupo de Mónica y todas eran “veinteañeras, bellas y frágiles como un papel” y se le habían sumado mujeres provenientes de Múzquiz y otros municipios de la región.
"Veinteañeras, bellas y frágiles como el papel"
Sin embargo, esto no significaba que estuvieran exentas de ser víctimas de violencia, pues el comandante ordenaba asesinarlas si descubría que alguna tenía mensajes en sus celulares y fotos de miembros del Ejército.
Autoridades del lugar, de la mano de la Subprocuraduría para la Investigación y Búsqueda de Personas No Localizadas de la Procuraduría General de Justicia del Coahuila, tiene indicios de que fueron asesinadas en un rancho del municipio de Morelos, poblado vecino de Allende, sin embargo, esto aún se encuentra bajo investigación.
También se encuentran investigando si estas mujeres se encuentran entre las más de 150 víctimas que fueron introducidas al Cereso de Piedras Negras, donde pudieron ser incineradas en los improvisados hornos donde desaparecían los cuerpos.
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