En los últimos años Honduras se convirtió en uno de los bastiones de poder de Joaquín “El Chapo” Guzmán, considerado jerarca del crimen transnacional, quien tejió una red delictiva en la región a partir de alianzas con cárteles locales, revelan autoridades de alto nivel en materia de seguridad de ese país y la DEA.
Tras su primera fuga de un penal de máxima seguridad en 2001, Honduras detectó al capo en haciendas de sus socios. La presencia de Guzmán Loera en ese país fue para consolidar su liderazgo y “ordenar” a sus asociados para evitar choques que pudieran interferir con la red de droga y el lavado de dinero.
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