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“Te seguí un mes y ya te habrás dado cuenta que te acabo de secuestrar”, la historia de Daniel

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Daniel sigue esperando justicia. A un año de su secuestro, el ministerio público simplemente no aporta las pruebas elementales para que sometan a proceso a sus plagiarios.

Su historia es como la de otros choferes del transporte público. Ésta se registró el 14 de febrero de 2014 antes del mediodía. Dos hombres y una mujer abordaron el camión, enseguida sometieron a los pasajeros y sin cortapisas encañonaron al conductor.

"Venimos por ti", le dijeron. Luego lo obligaron a subir a una camioneta. Nadie intervino, solo los choferes de otras unidades de la Ruta 34 avisaron que en la avenida Alta Tensión, en la delegación Álvaro Obregón, estaba abandonado un camión.


Entonces el padre de Daniel, dueño de varios microbuses, recibió una llamada a su teléfono celular. Una voz masculina le pidió dinero en efectivo para liberar a su hijo.

Previamente, los delincuentes le advirtieron que llevaban "un mes siguiéndolo" y sabían que había comprado una camioneta y que su familia poseía ocho camiones.

"Me pusieron unos colchoncitos en los ojos y enseguida vendas. En el trayecto un sujeto que se subió atrás de la camioneta me preguntó que si era hijo de Raúl y que cuánto me había costado mi camioneta nueva. Y él mismo me dijo que llevaban un mes siguiéndome", señaló en su declaración.

En la casa de seguridad, Daniel quedó tendido en el piso. Ya con los ojos vendados y las manos atadas, escuchó las indicaciones de sus captores.

"Como te habrás dado cuenta te acabo de secuestrar", le dijo para después iniciar la negociación vía telefónica con su familia.

Fueron varios miles de pesos los que entregaron para que Daniel regresara a su casa. Su cautiverio duró menos de 48 horas y por ello, la autoridad lo considera una privación de la libertad personal, mejor conocido como secuestro exprés.

Las copias de la averiguación previa  así lo comprueban. Un secuestro limitado por el tiempo, pero no en las consecuencias psicológicas y en la doble victimización.

Aunque el padre de Daniel presentó la denuncia horas después del plagio en la Fiscalía Antisecuestros, la inseguridad sigue. Las llamadas amenazantes también, pero sobretodo la indiferencia del ministerio público por conseguir pruebas que le demuestren al juez que la banda que operaba en la zona de Álvaro Obregón es la misma que agredió a Daniel.

"Una persona que más escuchaba cuando estaba en la casa de seguridad era la de una mujer que le llamaban La Güera, que era la misma que se subió al camión cuando me secuestraron.

"Esta persona era la que me preguntaba si quería comer o si quería ir al baño. Me preguntaba las cosas con un tono muy golpeado y era la misma que me decía lo que estaba haciendo mi familia", declaró la víctima.

La Güera fue identificada como María Estela Olvera Gómez, actualmente presa en el penal de Santa Martha. La procuraduría del DF la ha relacionado con seis secuestros, pero no el que vivió Daniel.

En este caso, la juez 67 penal del Centro Femenil de Santa Martha Acatitla negó la orden de aprehensión contra Olvera Gómez al enunciar diversas deficiencias en la integración de la averiguación previa. Por ello, Daniel y su familia siguen esperando que haya castigo a los secuestradores.

Otro hermano de La Güera fue detenido ayer por la Policía de Investigación. Miguel Ángel Olvera Gómez se sumó a los 13 integrantes de la banda en ser encarcelados y todavía faltan más sujetos que siguen secuestrando a los concesionarios de las rutas del transporte.
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