Matamoros vivió bajo el fuego de artillería pesada un día completo. Balaceras intermitentes, explosiones de granadas y fuego de bazucas, persecuciones en vehículos, bloqueo de calles, muertes y desconcierto ante la violencia, sumieron en la zozobra a los habitantes de esa frontera desde la noche del jueves pasado.
Las actividades en toda la ciudad prácticamente se paralizaron durante las más de 24 horas que duró la ola de violencia que desembocó en la muerte del narcotraficante Ezequiel Cárdenas Guillén, “Tony Tormenta”.
Como una verdadera “guerra” fue calificado este episodio por testigos de la ola de violencia. Por casi todos los rumbos de la ciudad se produjeron enfrentamientos de las fuerzas militares y federales contra sicarios del cártel del Golfo.
Sin embargo, la mayoría de la gente decidió permanecer dentro de sus casas, además de que no era fácil poder abandonar el lugar debido a que tanto las autoridades como miembros de la delincuencia colocaron retenes en diversos puntos que impedían el libre tránsito.
La ciudad de Matamoros quedó prácticamente aislada luego de que se decretó el cierre de los puentes internacionales que comunican a las ciudades de Matamoros, Tamaulipas, y Brownsville, Texas.
Nadie podía salir, nadie deseaba pasar al lado mexicano, dijeron habitantes de esa frontera , y quienes hicieron una narración de la jornada violenta que vivió esa ciudad.
“A lo lejos escuchábamos el rafagueo de armas de alto poder, de metralletas y el estallido de granadas. Lo que causaba más miedo eran las explosiones secas, que parecían impactar en objetos que explotaban o se derrumbaban; realmente no sabemos qué sucedió ni quién o quiénes murieron, pero de que hay muchos muertos hay muchos”, dijo una de las personas consultadas. “Es imposible saber qué paso, ni yo creo que nadie se atreva a salir de sus casa en este momento”, comentó otro de los entrevistados.
Ya lo tenían en la mira
De acuerdo con versiones de habitantes de Matamoros, durante la noche de ese jueves comenzaron a escucharse enfrentamientos en diversos puntos de la ciudad, por momentos volvía la calma y después de un rato volvían a escucharse las sirenas de patrullas, persecusiones y nuevos tiroteos. Se trataba de la búsqueda de “Tony Tormenta” por parte de un grupo especial de infantes de la Marina, quienes trataban de acorralarlo desde que lo ubicaron en los alrededores de la colonia San Francisco.
Desde antes de la medianoche del jueves comenzó una serie de enfrentamientos armados que cesaban, mientras se realizaban persecuciones por diversas zonas de esa frontera.
Los marinos no perdieron el rastro del capo del narcotráfico hasta dar nuevamente por la mañana del viernes con su paradero y volverse a enfrentar. En esa ocasión, “Tony Tormenta” ya no escapó. Fue abatido junto con tres de sus escoltas, lo que también costó la vida a dos marinos.
La serie de enfrentamientos armados dejó como saldo la muerte del periodista Carlos Alberto Guajardo, quien cubría el operativo y que —según la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena)— se encontraba cerca de una zona donde se produjo fuego cruzado entre soldados y sicarios del cártel del Golfo. En ese tiroteo también falleció un elemento del Ejército y dos más resultaron heridos.
La zona centro de Matamoros, donde se ubica el Palacio Municipal, lucía desolada. Lo único que se observaba era el intenso patrullaje de elementos de la Armada y del Ejército, así como de la Policía Federal (PF).
Las policías municipal y estatal prácticamente no participaron, incluso habitantes del lugar dijeron que los agentes de las corporaciones locales se concentraron en sus bases.
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