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"Está Frito", Así informaron marinos y policías que Felipe Pérez Luna "El Ojos" líder del Cártel de Tláhuac estaba muerto

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Enemigos, policías, informantes, la Marina y equipo especializado participó en el abatimiento de Felipe Pérez Luna alias El Ojos. El 20 de julio de 2017 informaron que habían matado al líder del Cártel de Tláhuac, «está frito», dijeron.

El cártel de Tláhuac consumó actos inéditos en la capital, como los narcobloqueos de ese 20 de julio de 2017. lo mismo que la marea de gente que acompañó el féretro del capo entre porras, corridos y balazos al aire. Hasta el panteón de San Lorenzo, en Iztapalapa, muy al estilo de los narcos sinaloense.

Para la localización y abatimiento de «El Ojos«, participaron personas «resentidas» por su violencia y dispuestas a hacer de todo. Delatarlo, exponerlo, señalarlo, no sin sufrir las consecuencias que fueron la cárcel, el exilio o la muerte.


El Micky
Dos meses antes del abatimiento del «El Ojos«, detuvieron su hijo Miguel Ángel Pérez «El Micky» en Acapulco, pisó la cárcel y el principal denunciante en su contra era justamente Miguel Carmona. Policía que convirtió en algo personal la cacería contra el clan de Tláhuac, con lo cual la guerra se trasladó a los tribunales.

El Micky» presentó un documento que pretendía probar que el día del asesinato de Felipe Carmona él estaba en Guerrero, por lo que su libertad se veía cerca. Pero los abogados de la víctima exigieron al juez que se le hicieran estudios para corroborar que fuera legítimo y al final resultó no serlo.

De esta manera, el hijo mayor de «El Ojos» no pudo eludir un proceso penal que amenaza con dejarlo 30 años tras las rejas.

Los cuatro informantes
Como el agente de Investigación, Miguel Carmona, otras tres personas cargaban con una pugna particular contra Felipe de Jesús Pérez Luna «El Ojos«.

Uno es «David» que conoció en la primaria a Pérez Luna y sus dos hermanos, Víctor y Baltazar. Vecinos en la colonia La Conchita y el primero vio a los Pérez trepar en el árbol criminal desde robar maquinaria pesada a camionetas blindadas que transportaban dinero.

Con el paso del tiempo «David» entabló negocios con «El Ojos«, a quien vendía terrenos o inmuebles a pesar de su fama delincuencial. «Un error haberlo hecho», admite.

No obstante, la relación se rompió cuando pistoleros de Pérez Luna mataron a dos amigos de «David», los hermanos Carreto. Otros personajes de la delincuencia de Tláhuac que se enredaron en la telaraña del hombre que cada día crecía más en el escalafón del hampa.

Hubo desencuentros por dinero, terrenos no pagados y fue cuando «David» decidió colaborar con la Procuraduría capitalina para acabar con «El Ojos«. Pero acabó en un cuarto, atado de pies y manos, torturado por dos pandilleros de la Maras Salvatrucha y el propio «Felipillo», segundo hijo de «El Ojos«.

«A mí me perdonó la vida porque fuimos amigos de la infancia», asegura «David». Nadie lo sabe a ciencia cierta, pero él quedó unido con Miguel Carmona y un familiar de los Carreto que también se convirtió en colaborador de las autoridades.

Se trata de «Abraham» o «Leo 50«, el informante que recibió la noticia, directamente de la Marina, de la muerte de «El Ojos«. Este hombre también sostuvo relaciones delictuosas con el capo que salieron mal. Asesinaron a sus hermanos porque uno de ellos al parecer tenía una relación con una exnovia de «El Felipillo».

Tanto él como «Ramiro» hoy viven en el exilio, bajo amenaza de muerte y sin protección de las autoridades con las que decidieron colaborar, todo a pesar de haber facilitado información sobre los domicilios, negocios y vehículos en los que se movía el jefe del cártel de Tláhuac.

Miguel Carmona es el único que sigue en la capital; él mismo acordó que su nombre apareciera en el reportaje. Más tarde se reincorporó a su empleo como policía de Investigación y su currículum incluye más de 100 arrestos considerados relevantes.

Empero, su vida fue un infierno, primero por perder a su hermano mayor, Felipe, por alejarse del menor, por quien existe una orden de aprehensión por el mismo caso que a él lo absolvieron, por pasar un año y medio en el reclusorio y por ser «congelado» por el entonces jefe general, Raúl Peralta Alvarado, oyendo radiocomunicaciones 12 horas al día.

El cuarto informante asesinado por «El Ojos«. Se trata de Julio César «El Guasón», exsicario del grupo criminal que inclusive se sentó con mandos de la Procuraduría para solicitar lo protegieran.

El Guasón» ofrece información sensible sobre la organización de «El Ojos«, pero unos pocos meses antes de su caída fue acribillado cuando llegaba a su casa en Ixtapaluca, Estado de México.

«David» lo conoció, todos aceptaron jugársela, pero los motivos de «El Guasón» se esfumaron con él, no así los problemas de salud, estrés, dificultad para conciliar el sueño y la separación de sus seres queridos que hoy sufre «David».
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