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Fotografías, Así son Las NarcoNiñas de Sinaloa y Michoacán

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“El famoso: Mejor un día de león que cien de oveja”, ejemplifica Antonio Mazzitelli, representante en México de la Oficina de las Naciones Unidas contra la droga y el delito.

“A la ver… el estudio, yo quiero ser narco”, representa Javier Valdéz, escritor y periodista, “¿Qué pasó con esa niña antes? ¿Quién está atendiendo a esas niñas?”, cuestiona Pedro Peñaloza, criminólogo de la UNAM. Amanece en Culiacán, el día empezó dos horas antes en casi todo el país. Un lugar donde confluyen las visiones de un pasado agrícola, de casi ser frontera.

de las creencias por las que mueren y la música que alardean, de debatirse entre ponerle al diablo halo de santo o dejar caer a un héroe de barro, entre darle la espalda a una forma de vida o ser parte de ella, En Sinaloa, el narco es un asunto de vida, es un asunto cotidiano, es una forma de vida, es un asunto cultural, la atractividad del narco es impresionante.

La acción del narco es increíble, no se necesitan narcocorridos para que un joven se sienta identificado”, considera el periodista Javier Valdéz, ¿Qué es lo que buscan con el narcotráfico? “Dinero” ¿El narcotráfico les da más posibilidades? “espero años de vida no. Nomás duran cuatro años en el narcotráfico”, responde una estudiante de secundaria de Culiacán.


Más valen cuatro años de rey, dicen, que una vida de mucho trabajo y poco dinero y el rey, siempre tiene una reina.

“Cuando las niñas ven que ya se pueden comprar los jeans de moda, las botas demoda, que según su nivel socioeconómico no puede, pues se están haciendo de bienes o de la tablet o del celular, entonces ellas mismas buscan ser incorporadas”, explica Teresa Ulloa, directora regional de la Coalición contra el Tráfico de Mujeres y Niños en América Latina y el Caribe.
“Tener dinero, mas si no tienes, y miras a otras que sí lo tienen, por andar con alguien así, pues tú también te acercas a ese tipo de personas y conoces a alguien así y es cuando surgen los noviazgos y ya empieza, la conveniencia el interés, de cambiar tu vida según tú para bien y la verdad es que todo mal porque imagínate, puede pasar cualquier cosa”.

Porque una vez dentro están al frente, pero de la batalla.

“El material de desecho de los narcos, el objeto que en cualquier momento puede ser desechado, porque para ellos una mujer, un joven un niño, es un cartucho, es un casquillo”, afirma Javier Valdéz, periodista y escritor.

“Se empezaron a dar cuenta los carteles y los jefes de plaza de que el Ejército les ponía mucha atención a los muchachitos, después del caso de El Ponchis, entonces empezaron a reclutar niñas y se las llevaban para entrenarlas ya sea como sicarias en ranchos, o bien para halconas, las enseñaban a manejar el walkie-talkie para reportar con claves, o de mulas para la distribución de la droga”, agrega Teresa Ulloa.

Y cada día, todos los días, más efímeros reyes, buscan a sus reinas y las princesas ahí están, esperando precisamente a su rey.

“Ves carros polarizados, dinero: es narco” ¿Quieren estar con un narco? “Sí ligar pues están muy bien económicamente”, admite la estudiante de secundaria.

“Aquí el dinero cuenta mucho, el tener cuenta mucho. Una joven va a la escuela como si fuera a una fiesta, va muy bien vestida, el narco está ahí acechando siempre”, dice Javier Valdéz.

“De 8 a 16 años, puede haber estas actividades, que las tome como su pareja el jefe de la plaza”, considera Teresa Ulloa, directora regional de la Coalición contra el Tráfico de Mujeres y Niños en América Latina y el Caribe.

Y una vez juntos.

“Puede ser como un objeto sexual, puede ser una distribuidora de droga en su escuela, una buena fachada para transportar droga en su mochila, son muchos los usos que se les puede dar a las niñas”, dice el escritor y periodista, Javier Valdéz.

“Ayudar a empacar o a pensar planes”, dice la estudiante.

Y es que, dicen, hay quienes logran resistirlo todo, salvo la tentación, y estar rodeado de eso puede hacer caer a cualquiera.

“Tú ves a tu amiga, con zapatos nuevos, con ropa nueva, con carro nuevo…es algo que sin pensar , la verdad sí, porque tú también quieres andar bonita, te quieres sentir bien, pero tal vez esa no sea la forma en la que quieras andar, pero si ellas lo hacen, pues yo también”.

Y la suerte acaba y los días pasan, y la vida acaba casi siempre antes, aunque los días en Culiacán terminan dos horas después.

En Michoacán

A los 12 años estas niñas se pusieron al servicio de ‘La Familia’ por 4 o 5 mil pesos a la semana en la Tierra Caliente de Michoacán, un lugar donde faltaban las oportunidades

“Lo que en otros países se ha conocido como reclutamiento forzado, en México también se ha incrementado”, reconoce Juan Martín Pérez, director de la Red por los Derechos de la Infancia en México.

“Capaz de poner en el periódico: Busco narco”, dice Javier Valdéz, periodista y escritor.

“Venimos de parte del jefe y pues ya nos dejaban pasar. Todos eran vendidos”, recuerda Cindy.

“A todos estos jóvenes en realidad no hemos sido capaces de brindarles una alternativa dentro de la ley”, asegura Roberto Campa, subsecretario de Prevención y Participación Ciudadana de la Secretaría de Gobernación.

Es la Tierra Caliente de Michoacán. El lugar que viera a las primeras leyes de México existir, y después a tantos romper con ellas.

Ahí, justo ahí, la vida cambió, se convirtió en un lugar en el que vivir no era fácil para unos….pero era, para otros, una cuestión de elegir. Aunque a los 12 años, poder elegir no siempre es la mejor opción.

“Cuando pasan los grupos criminales de ser del trasiego de las drogas y se empiezan a involucrar en otros temas, en otros delitos, empezamos a ver que se agrava el involucramiento de adolescentes”, asegura Carlos Cruz, presidente de Cauce Ciudadano.

“Las niñas también empiezan a jugar un papel bastante relevante, se pueden utilizar muy bien como halcones, como mulas, como informadores o mensajeros. Esto al comienzo, son los primeros pasos que un niño da en un grupo criminal”, explica Antonio Mazzitelli, representante en México de la Oficina de la Naciones Unidas contra la Droga y el Delito.

Y siendo una niña Cindy decidió, y dio, sus primeros pasos.

“Nos rentaron un departamento, nos daban dinero para no salirnos de la casa” ¿Cuánto dinero les daban, qué podían hacer con ese dinero? “Cinco mil pesos nos daban a la semana, y lo que hacíamos era irnos a las tiendas a comprar ropa. Zapatos, lo que queríamos, todo teníamos, nos íbamos a las discos, a los bailes, hacíamos muchas cosas con el dinero”.

Un convulso Apatzingán era el escenario perfecto para una pequeña que a partir de ese momento, formaba ya parte del narcotráfico.

“La decisión de involucrarse en la delincuencia organizada, empieza a rondar en la mente de un niño por ahí de los 10 u 11 años, es donde las chavas dicen: no hay futuro”, dice Carlos Cruz, presidente de Cauce Ciudadano.

“El niño entre los 7 y los 14 años no tiene la capacidad de distinguir entre lo que es el bien y lo que es el mal”, detalla Antonio Mazitelli, de la ONU.

¿Para quién trabajaban? “Mmm pues eran de aquí, de la gente de aquí, de ‘La Familia Michoacana’, para ‘El Chayo’, ‘El Chango’, para varias personas”, detalla Cindy.

Dos de los criminales más buscados del país, se convirtieron en sus amigos, pero sobre todo, ellos y su gente, en sus patrones.

“Nosotros sabíamos que tenían armas, que vendían droga, porque ellos, iban y cobraban la cuota. Nosotras sabíamos que dejaban droga en tal parte. Nos llevaban a veces que íbamos a comprarla o a jales de ellos. Nos llevaban pues con ellos”. ¿Para qué? “Para que no hubiera sospechas, para traer una compañía y que no los pararan”.

Así las fiestas de niñas con pastel, se convirtieron en fiestas de adultos con alcohol y cocaína, en bailes de delincuentes, en los que en lugar de esperar a mamá, esperaban a que no llegara un operativo.

“Les avisaron que iban a llegar los soldados y nos asustamos mucho, porque no sabíamos para dónde correr, porque estábamos rodeados, había mucho gobierno, pero al último salimos”.

Con eso ella lo tenía todo….

¿Por qué lo hacías? “Por divertirme, por tener algo. Tener dinero. Tener carro, cosas” ¿Cómo recuerdas esa época? “Tenía todo, tenía ropa, teléfonos, todo”.

Y ellos también…

“Les son útiles en primer lugar por el concepto jurídico, es decir, no son sujetas de procesos penales. Y segundo: el narcotráfico es una empresa, y necesita formar cuadros desde niños”, explica Pedro Peñaloza, criminólogo de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

¿Para qué les servías tú, siendo tan chiquita? “Les servíamos para tapar, para eso nos ocupaban todo el tiempo o sea para distraer. A veces decían vamos a tal a Morelia, vamos a recoger unos carros, y nos llevaban a nosotras. Vamos a pasar por ustedes en la noche, porque vamos a ir a recoger unos carros, y nos llevaban a nosotras, porque sabíamos manejar poquito, y nos llevaban, eran tres y teníamos que ir tres mujeres”.

“Pasan por un proceso de entrenamiento que va a llevarlas a tener actividades logísticas puntuales en términos de tráfico de armas, sustancia, sicariato o secuestro de personas”, informa Carlos Cruz, presidente de Cauce Ciudadano.

Y aunque en México, nadie con menos de 14 años puede ser juzgado por la ley, el vacío generado por pocas oportunidades genera un falso modelo, que acaba, casi siempre, de dos formas: “en la cárcel o a plomazos”

Cindy se salvó de ambas, sus amigos no.

“Me puse a pensar después que me arriesgué mucho, o sea llevaba mi vida muy recio y no me convenía mucho estar con esa gente. Mataron a varios amigos, ya después ellos se fueron de aquí. Huyendo, pues y les quitaron todo”. ¿A ustedes? “Sí. Todo cambió. Y nosotras una corrió para allá, otra corrió para otro lado”.

Y ella corrió para un trabajo en el que gana al mes, lo que le daban en dos días. Y por eso, dice, lo volvería a hacer.

Todo fue hace seis años, Cindy en una semana cumple 18.





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