El Chapo en la serie de tres entregas de Kate del Castillo, El Chapo en la serie que le dedica Netflix, El Chapo en la serie de El Chema,El Chapo en la serie de El Señor de los Cielos.
El Chapo en la serie de Narcos, El Chapo en las noticias por la captura, ayer, del operador financiero de sus hijos… El Chapo, para decirlo con un antiguo eslogan refresquero, es lo de hoy, Joaquín Guzmán Loera no deja de ser una mina de oro sin importar qué tanto se acercan los cálculos sobre la fortuna que le atribuía la revista Forbes.
Lo fue como operador del cártel de Miguel Ángel Félix Gallardo y vínculo con Pablo Escobar Gaviria; como contraparte y después rival de Amado Carrillo Fuentes y los hermanos Arellano Félix; como socio de Ismael Zambada y enemigo de Los Zetas; como personaje noticioso con sus dos fugas, tres aprehensiones y la extradición a Estados Unidos.
El capo dejó de ser una referencia del norte de México, regional, de narcohistorias, para ser un emblema nacional, así no sea el ideal. En un reciente viaje a París fue común ver cómo vendedores ambulantes africanos que abordan al turismo mexicano no dudaban sobre las figuras a mencionar, en busca de hacer plática y después ofrecer sus baratijas: Chicharito Hernández, López Obrador y El Chapo Guzmán. Hasta en ese terreno el hombre genera ganancias.
Es un imán de audiencias. No se diga el tema de las drogas. Pero de hecho, el propio sobrenombre es marca para diversos productos, varios aprobados por el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial en favor de familiares del hombre, como documentó en este diario Jesús Rangel el 27 de enero del año pasado. Entre los nombres planteados para registro figuran El Chapo, El Chapo Guzmán, Joaquín El Chapo Guzmán, El Chapito Guzmán, El Chapito y Don Chapo Guzmán.
Las autorizaciones a su hija Alejandrina Gisselle Guzmán son para la marca El Chapo en diferentes ramos, que incluyen metales preciosos, artículos de joyería, relojería, cuero, maletas, paraguas, productos de gimnasio, adornos navideños y, aunque usted no lo crea, hasta juguetes, y el registro aparece, por cierto, en la base de datos global de marcas de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual. Se vencen en 2020.
El Chapo es un negociazo.
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