Morelia, Mich., 1 de julio de 2017.- Los cárteles del crimen organizado en Michoacán van otra vez por el todo o el nada; para ello, como en sus buenos tiempos, con toda la frialdad y osadía del mundo, comenzaron ya a ejecutar altos mandos policiales federales y estatales además de amedrentar a la policías municipales, las más volubles de esta cadena de mando.
Dos hechos recientes son evidentes: apenas el 13 de junio en plena avenida Camelinas, antes del mediodía, fue asesinado a tiros el comandante Regional de la Policía Federal Ministerial adscrito a la Procuraduría General de la República.
Ese día, como en época de mayor violencia en Colombia, dos sicarios en una potente motocicleta de carreras, cazaron al comandante Enrique Rodríguez Rodríguez cuando viajaba a bordo de su camioneta de lujo, sin escolta.
Testigos del crimen narraron que la camioneta del mando policial fue alcanzada por un par de individuos quienes viajaban en una motocicleta de pista de color negra; cuando tuvieron al comandante a tiro y sin mediar palabra alguna, comenzaron a disparar contra el jefe federal quien murió en el acto al recibir al menos seis impactos de arma de fuego.
Tras el crimen, al lugar de los hechos acudieron autoridades de primer nivel como José Martin Godoy Castro, procurador de justicia del estado; Bertha Paredes Garduño, delegada de la PGR, entre otros, además de personal de la Policía Michoacán, Policía Ministerial, y elementos de la Unidad Especializada en la Escena del Crimen (UEEC) quienes dieron fe del levantamiento del cuerpo e iniciaron con las investigaciones.
Días después se sabría que las cámaras de vigilancia del C-4 habrían captado a los asesinos pero hasta la fecha siguen prófugos.
Mientras, el 15 de junio en Zamora era ejecutado el abogado Raúl Miranda Valencia, ex subprocurador Regional de Justicia en ese municipio pero además se había desempeñado como defensa del hijo de Fausto Vallejo Figueroa, Rodrigo Vallejo Mora, acusado de tener nexos con el crimen organizado.
Hasta donde se supo, el abogado recién había salido de su despacho y se dirigía a su hogar cuando todo pasó; los hechos fueron en las calles de la colonia La Luneta: el litigante sufrió al menos tres heridas de proyectil de arma de fuego en su cuerpo.
Miranda Valencia fue subprocurador regional de Zamora durante 2012, cuando Plácido Torres Pineda estuvo al frente de la Procuraduría General de Justicia de Michoacán (PGJM), en el gobierno de Vallejo Figueroa.
Ahora, la noche del 30 de junio, Rogelio Arredondo Guillén, director de Investigación y Análisis de la Región Morelia de la Procuraduría General de Justicia del Estado, sufrió un atentado a balazos que lo dejó gravemente herido pero cuando recibía atención médica en un nosocomio particular, perdió la vida.
El ataque de los sicarios ocurrió cuando el alto mando arribaba a su domicilio particular ubicado en la exclusiva zona residencial de Altozano, en las Torres Panorama, ubicadas en el número 1015, de la avenida Altozano, justo en la parte trasera del centro comercial.
Rogelio Arredondo Guillén esa noche llevaba, como todos los días, sus escoltas que no reaccionaron al ataque.
Por la forma del ataque y a pesar de su cuerpo de seguridad, todo indica que los sicarios sabían todos los movimientos del funcionario porque como lo hacía todos los días, Rogelio Arredondo se dirigió al estacionamiento del complejo departamental, mientras sus escoltas se quedaban en la parte exterior del lugar.
Fue en ese momento que al menos dos sujetos aprovecharon para disparar en contra del mando ministerial, ello desde la parte trasera del estacionamiento la cual no cuanta con barda sino con reja; tras concretar el ataque, los delincuentes se dieron a la fuga dejando mal herido, de un tiro en la cabeza, a Arredondo Guillén, que de inmediato recibió auxilio y fue trasladado al hospital Ángeles ubicado en la misma zona.
Fue minutos más tarde que pese a los esfuerzos de los galenos por salvarlo, que Arredondo Guillén perdió la vida.
Otros casos
Pero en lo que va del año, otros mandos y ex jefes policiales han sido asesinados en diferentes municipios michoacanos y policías operativos también han hallado la muerte en acciones violentas.
El 23 de marzo Humberto Dávila Echeverría, quien fuera director de Seguridad Pública en el municipio de Turicato hasta el 20 de ese mismo mes, sería asesinado a balazos.
Días antes, Dávila Echeverría había denunciado ante la Procuraduría General de Justicia del estado, amenazas de muerte en su contra, pero sus temores no fueron tomados en cuenta.
Ese día 23, cuando se encontraba en unas canchas de básquetbol ubicadas por fuera de su domicilio, en la localidad Puruarán, el ex mando policiaco fue atacado a balazos y perdió la vida; la PGJE, la que desoyó su denuncia, solo atinó a emitir un comunicado donde informaba que el caso sería investigado.
El 26 de marzo en Zamora también era asesinado a balazos José Antonio C. de 25 años de edad, en calles del fraccionamiento Prados de Valencia; la víctima era guardia de seguridad en una empresa de esta ciudad.
En abril 3 en Apatzingán, fue hallado sin vida en el interior de su domicilio un comandante de la Policía Ministerial; la víctima fue identificada como Ismael C., de 52 años de edad. Según las autoridades, se había tratado de un suicidio y no dio mayores detalles.
El 20 de abril en Uruapan, por fuera de su domicilio, sería acribillado a balazos el ex agente de Tránsito municipal Juan M.; de este crimen se informó que los sicarios al menos fueron dos que iban a bordo de una camioneta.
Días más tarde, el 23 de abril, la Secretaría de Seguridad Pública informaría de la muerte de uno de sus elementos, quien tenía 18 días en terapia intensiva por las lesiones que recibió durante una emboscada el pasado 5 de abril en la comunidad de Arantepacua, municipio de Nahuatzen.
El policía Pedro Cruz Morales formó parte del grupo antimotín que participó en un operativo para recuperar unidades retenidas por comuneros y que fue recibido a balazos por varias personas armadas.
El elemento caído en cumplimiento de su deber tenía 17 años con cinco meses de servicio en la institución; le sobreviven su esposa y dos hijas, una de 16 años de edad y otra de siete.
Semanas más tarde, el 11 de junio, fallecía en un hospital el elemento de la Policía Auxiliar que había quedado gravemente malherido por un impacto de bala en la cabeza durante un pleito callejero que protagonizó con otro individuo, al parecer oficial del Grupo de Operaciones Especiales (GOE), el cual también resultó lesionado por un proyectil.
El 22 de junio en Pátzcuaro fue asesinado por al menos dos sicarios Othoniel R. de 50 años de edad. Othoniel se desempeñaba como elemento de la Policía Michoacán pero se sabría días más tarde que había sido estrecho colaborador del ex líder de las autodefensas y Fuerza Rural Tonatiuh Hernández Alva, asesinado el 22 de febrero de 2017 también en Pátzcuaro.
Para este miembro de la Policía Michoacán no hubo homenaje ni palabras sentidas de sus jefes.
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