“Déjenme decirles que me tengo que bañar, porque el olor a chivo expiatorio es muy fuerte”, dice Mario Aburto desde el penal de Almoloya de Juárez, Estado de México, donde está recluido desde 1994 por el asesinato del candidato presidencial Luis Donaldo Colosio.
“Fui feliz”, dice Aburto a la periodista Laura Sánchez, a quien le confesó en este libro titulado: “Aburto. Testimonio desde Almoloya, el infierno de Hielo” que de lo único que se arrepiente en la vida es haber asistido a un mitin el 23 de marzo de 1994 donde lo suplantaron por “otro Mario”.
Mario Aburto es detenido en Tijuana, lo acusan de asesinar a Luis Donaldo Colosio mientras la incertidumbre se apodera del país. ¿Era el mismo hombre el que aprehendieron en Lomas Taurinas y el que presentaron en Almoloya? ¿Era Mario el asesino? Para sus familiares y amigos la interrogante es más profunda y aún les duele: ¿cuál es el verdadero Mario?
“Desde que el gobierno encontró culpable a Mario Aburto, se convirtió en el homicida más famoso de México y a la vez del que menos información se posee públicamente, porque durante 22 años, recelosos, lo han ocultado en penales de máxima seguridad”, dice Sánchez autora del libro.
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