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La invitaron a tomar el té, y fue esclava sexual por 13 años, su violador vendía a sus bebés

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Anna Ruston, es una chica estuvo secuestrada durante 13 años, tiempo durante el cual fue brutalmente violada por un monstruo dentro de su propia casa, pero ahora cuenta valientemente su historia.

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Lo irónico es que gracias a su impactante testimonio en el que narra como fue secuestrada, golpeada despiadadamente y usada como esclava sexual, está tristemente en la lista de víctimas de secuestro que son mundialmente famosas como Natascha Kampusch, Jaycee Lee Dugard, Elizabeth Smart y Elisabeth Fritzl.

SU HISTORIA

El último recuerdo que Anna tiene de una infancia feliz fue a los 10 años, con su abuela hablando una tarde, ella fue la mujer que la crío luego de ser abandonadas por sus padres.
"Mi abuela murió cuando yo tenía diez años y mis padres no me querían".

Luego de la muerte de su abuela, Anna creció como una adolescente vulnerable, vivía con una amiga de su madre biológica pero se sentía desamparada. 

Eso la puso prácticamente en las manos de Malik, un taxista de origen asiático.
"Si alguien me demostraba afecto, lo tomaba", añade. 

Malik siempre se mostraba atento, le preguntaba todos los días como estaba, para Anna, una mujer joven y sola en el mundo, era algo realmente agradable: tener a alguien que se mostrara interesado en ella.

Fue un día en 1987 que el taxista le pidió a la rubia e inocente Anna que conociera a su familia y a tomar té, ella pensó que era muy amable. La invitación ocurrió dos días después de cumplir 15 años.

"Cuando me pidió que fuera a su casa a tomar el té, no tuve que pedir permiso sabía que nadie me extrañaría".

Llegó a la casa de Malik, el vivía con sus hermanos, sus esposas, hijos y su madre. Todo parecía normal.

Anna recuerda esa noche: "Me dieron té lechoso y chapattis, después Malik dijo que debía quedarme porque ya era tarde, no pensé en nada, asumí que me llevaría a casa por la mañana".

Entró a la habitación de Malik el color lo calificó como "un blanco sucio". A los pocos segundos él cerró la puerta del dormitorio y se volvió contra ella violentamente, a partir de ese momento empezaron los abusos físicos y las violaciones repugnantes e inimaginables.
Esta tortura y dolor se repetiría casi todas las noches durante 13 años.

Anna recuerda como hasta uno de los hermanos de Malik llegó a abusar de ella, después de eso, el taxista vio la oportunidad de ganar dinero, y eventualmente la prostituyó con varios hombres en su propia casa. 

Eso ante el conocimiento de la familia de Malik que se hizo de la vista gorda.
"Todavía puedo ver ese dormitorio, el rincón en el que me asustaba el dolor. Aunque después de un tiempo dejé de sentir dolor, creo que mi cuerpo se cerró... todo el tiempo tenía ese olor a ajo"...
"Llegué al punto en que no sabía qué era la vida".


EL MIEDO LE IMPEDÍA PEDIR AYUDA

Durante los 13 años de su cautiverio, Anna estuvo encerrada en un dormitorio, el único contacto de Anna con el mundo exterior se produjo en raras visitas al hospital cuando a su agresor se le pasaba la mano al golpearla y tenía que ser atendida por las heridas brutales que él le ocasionaba.

Otra de las cuatro ocasiones en las que Anna paró en el hospital fue por el nacimiento de cuatrobebés, resultado de violaciones repetidas, y que para hacer más grande la desgracia de Anna fueron vendidos posteriormente por su verdugo.

A pesar de la asistencia médica, Anna no tuvo la oportunidad de pedir ayuda, ya que su secuestrador siempre permanecía a su lado, haciéndose pasar por su marido, además de que el pánico que le tenía le impedía hablar.

"Malik me vistió con la ropa de su cultura, teñí mi cabello negro, me hizo usar una bufanda y mantener la cabeza baja. Cuando habló por mí, pensaron que era algo cultural. Y creo que la gente tiene miedo de ser acusada de discriminación, por eso nadie preguntaba nada".

Incluso las autoridades que la encontraron durante su cautiverio no le preguntaron nada a Malik, por ser este asiático.

Además relata que no estaba sola en ese infierno, declara que las esposas de los hermano de Malik eran a veces amables con ella.

"Pero tenían miedo de decir algo", dice. "También estaban siendo abusadas".

UN GOLPE DE SUERTE LA SALVÓ

Anna había planeado intentar huir por la puerta de atrás, y un día tuvo un golpe increíble de suerte, una llave había quedado puesta en el frente y ella logró salir a de la casa. 

Sin embargo, en el momento en que alertaron a la policía, Malik ya había estado en contacto, alegando que su "esposa" había huido y "sufría una grave enfermedad mental".

Pero finalmente, Anna consiguió que creyeran su historia. No obstante, ella estaba demasiado aterrorizada para presentar cargos.

Bajo la protección de la policía, se quedó con su madre un tiempo breve, la cual siempre demostró indiferencia acerca de dónde había estado. De hecho, ninguno de sus padres hizo algún intento de buscarla después de que ella desapareció.

La salvación de Anna llegó cuando volvió a encontrarse con Jamie, un ex novio de la adolescencia.

Cuando ella le dijo que había sufrido anorexia y había estado en el hospital y se mudó lejos, el no le reprochó nada y la aceptó. La pareja lentamente reconstruyó su relación. 
"Sólo le permitía que me tomara la mano." 

Pero Jamie aceptó que su ansiedad se debía a su enfermedad mental. Increíblemente, sólo el año pasado le dijo la verdad.

"Se fue por un día, pensé que lo había perdido, que me juzgaría", dice. "Pero él regresó y me abrazó."

La pareja tiene cuatro niños propios, de 15, 11, ocho y cuatro años. Como las que dio a luz en cautiverio, son dos chicos y dos chicas.

"Digo que sólo tengo cuatro, aunque nunca podré reemplazar a los que perdí", dice Anna, quien tiene ahora 44 años y lleva 16 años en libertad.

LA DENUNCIA

Nunca se había sentido lo suficientemente fuerte como para dar evidencia y llevar a su captor a la justicia. La policía ha intentado ayudarla, incluso han revelado que una víctima posterior está dispuesta a hablar si ella lo hace.

Entonces, como parte de su terapia, ha escrito su historia en un nuevo libro, Secret Slave. Espera, con el tiempo, que pueda llevar a su captor a la corte.

Anna, que todavía sufre de lesiones físicas, así como bulimia, depresión y trastorno de estrés postraumático, lo que significa que rara vez deja su casa.

"Es una vida difícil, mis hijos y Jamie me mantienen en marcha", dice.
Anna espera un día, además de ser físicamente libre también serlo emocionalmente.
Con información de Mirror...
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