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AVANZA LA MORTAL ALIANZA ENTRE EL CJNG Y LOS BELTRAN LEYVA

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Mazatlán, epicentro de la guerra por la plaza Abierta la guerra en diversos frentes contras el Cártel de Sinaloa, la posible alianza entre las fuerzas criminales de los Beltrán Leyva y el Cártel Jalisco Nueva Generación urde un escenario de cierre de sexenio violento en Sinaloa; mientras en la ciudad fronteriza de Tijuana el pacto del Cártel Arellano Félix con El Mencho riega de cadáveres las calles, en el puerto de Mazatlán la espiral violenta cobra cada vez más víctimas, ante un gobierno que enmudece y solo justifica que se trata de rencillas entre grupos de narcomenudistas que pelean el control de la venta de narcóticos, sosteniendo el mismo discurso ineficaz sobre uno de los destinos turísticos nacionales e internacionales de mayor relevancia en el país.


¿Tiene secuestrada la violencia a la “bella perla del Pacífico? Ante las fortalezas del Cártel de Sinaloa en entidades cruciales, el Cártel de Jalisco Nueva Generación comandado por Nemesio Oceguera Cervantes, alias El Mencho, realiza alianzas estratégicas fuera de su imperio en el Occidente del país: por un lado en Tijuana pacta con los Arellano Félix, y en Sinaloa busca el respaldo de los Beltrán Leyva, que desde junio pasado declararon una guerra abierta contra las células de los Guzmán y los Zambada. Esta guerra entre cárteles, que no solo entre células domésticas de narcomenudistas —como señalan las versiones oficiales— se han dado en tres escenarios, algunos con más impactos que otro, como en la sierra de Badiraguato, cuyas baja nunca se han contabilizado, en Culiacán, Navolato y sobre todo más visible en Mazatlán.

La noche del lunes 5 de diciembre pasado, el terror invadió varios sectores populares del puerto de Mazatlán, epicentro de esta guerra por el control no solo del mercado de las drogas al menudeo sino también de una de las ciudades clave en el trasiego de narcóticos. Siendo puerto, según investigaciones de la DEA, es uno de los puntos para el arribo de cargamentos de cocaína vía marítima, además que con la creación de la autopista Mazatlán-Durango también se cuenta con una ruta que se acerca cada vez más a la frontera hacia Matamoros. El crecimiento de decomisos en esta ruta por parte de la Procuraduría General de la República es un indicador de ello.

Para el Gobierno del Estado, en especial para la Procuraduría General de Justicia y la Secretaría de Seguridad Pública las células que el domingo pasado ultimaron a ocho personas son de los Beltrán Leyva, y vienen de fuera del estado, en especial de Nayarit. “Son gente de otros estados que intentan invadir la plaza”, comentó Genaro García Castro, a quien no le queda duda que se está combatiendo la violencia en el puerto. En total, el comando que se le atribuye vínculos a los Beltrán perpetró tres ataques en las colonias: Francisco Villa, Federico Velarde y Valles del Ejido, los tres sectores identificados por las autoridades como semilleros de “halcones” y narconmedistas. Un cuarto hecho fue un choque entre la célula de pistoleros y elementos de la Secretaría de Marina que dejó como saldo la muerte de un presunto delincuente y el arresto de dos más.

Noche mortal 

El primer reporte fue después de las 19:00 horas en la colonia Pancho Villa, cuando el grupo armado integrado por al menos seis vehículos incursionó. Al ubicar a tres hombres que se encontraban afuera de un yonque, por las calles Batalla de Tierra Blanca y Lázaro Cárdenas, los disparos se dejaron escuchar. Dos de los hombres quedaron juntos y el tercero alcanzó a correr pero fue abatido en una esquina. Alrededor de 20 minutos después los sicarios se dirigieron a la Lico Velarde, en donde dos sujetos más fueron atacados con fusiles “cuerno de chivo” por la calle Tulipanes, a un costado del arroyo Jabalíes.

Ahí quedaron los cuerpos de los dos hombres, debajo de una carpa, hasta donde los reportes de prensa señalan que llegó la madre de uno de ellos entre gritos y alaridos. Dos horas más tarde, los pistoleros presuntamente de los Beltrán Leyva irrumpieron en la Valles del Ejido, y avanzaron por la calle Higueras hasta encontrar a tres hombres que se encontraban en el lugar. En el sitio quedaron los cuerpos de dos de ellos, y un tercero perdió la vida cuando era atendido en una clínica del puerto. La calma estaba regresaron a la ciudad cuando en el fraccionamiento Real Pacífico los elementos de la Armada se toparon con los hombres armados.

Aparentemente con los tres ataques anteriores los marinos ya tenían identificadas las unidades en las que circulaban y los reportes señalaban que se habían acantonado en esa zona. Vecinos de Real Pacífico reportaron que se escucharon fuertes detonaciones; en el sitio un supuesto delincuente fue abatido y dos más fueron detenidos. Según el procurador Marco Antonio Higuera Gómez, entrevistados por los medios en el puerto, señaló que uno de ellos admitió que trabajaba para “El Martín de la Zapata”, líder local que responde a las órdenes de los Beltrán Leyva.

Informes de inteligencia le dieron a saber a los policías que desde hace por lo menos dos semanas sujetos provenientes de Nayarit han estado ingresando a Sinaloa para reforzar esta alianza entre cárteles. Genaro García Castro, titular de la SSP, admitió que la pelea por la plaza implica a una ciudad que llama la atención como destino turístico.

“Seguramente con el desarrollo que ha tenido Mazatlán ahorita es muy atractivo para la gente que se dedica a delinquir por el tema del narcomenudeo, ustedes mejor que yo lo saben, aquí hemos tenido el arribo hasta de cuatro cruceros en un sólo día, imagínense toda esa gente que viene de varios lugares del mundo, para ellos es atractivo, es un mercado, entonces se hizo atractivo, vienen grupos de otros estados, quieren incursionar en el mercado de las drogas en Mazatlán, específicamente, y obviamente los de otras plazas pues no se quieren dejar”, declaró a diario local.

Desde julio pasado, una narcomanta colocada en un puente peatonal fue el indicativo del inicio de una nueva guerra, cuando las huestes de los Beltrán Leyva iniciaron su ascenso en el municipio de Rosario, para luego continuar su avance a Mazatlán a través de las comunidades rurales, como El Quelite y la zona serrana. Los multihomicidios se empezaron a multiplicar, en algunos hechos arrojaban de varios cuerpos juntos o como el lunes pasado grupos armados arribaban a los “picaderos” atacando a los presentes o privándolos de la libertad.

Desde hace años, cuando las fuerzas de la Policía Ministerial y del Ejército lograron casi erradicar a este grupo, comandado por El Chaguín, fue la gente de Joaquín Guzmán Loera quien controlaba por entero el negocio de las drogas en el puerto. Junto con el Chapo sus socios como Ismael Zambada García y Dámaso López Núñez, la plaza mazatleca fue dominada como un monopolio. En discotecas, antros, bares y “picaderos” la cocaína, metanfetaminas y mariguana fluyen delante de la mirada de las corporaciones policiacas así como de los dueños de los lugares de recreo que no pueden hacer nada ante los narcotraficantes.

El plagio y las secuelas 

Considerado por la agencia antidrogas estadounidense como uno de los cárteles en expansión, al CJNG se le atribuyó por parte de las autoridades federales el plagio y posterior liberación de los hijos del Chapo Guzmán, ocurrido en agosto en el restaurante La Leche de Puerto Vallarta. A partir de ahí, todo el Cártel de Sinaloa sacó a su gente de Jalisco y se replegaron en Sinaloa. Semanas más tarde, el semanario Zeta Tijuana reveló que los Arellano Félix y la gente de El Mencho realizaron una alianza para destronar de la plaza al Cártel de Sinaloa, en especial a las células leales al Mayo Zambada. La violencia aumentó en esta ciudad fronteriza.

Con dos ejecuciones recientes se hilvanó la hipótesis de que integrantes de ambos bandos en pugna salen de Baja California para marchar a Sonora, Sinaloa y Jalisco. El primero de ellos ocurrió el 27 de octubre pasado en Guadalajara, Jalisco, en donde Arturo Giovanny Gómez Herrera, El Gross, fue asesinado por la noche cuando se encontraba cortándose el pelo en una peluquería del cruce de la Calzada Independencia y avenida Sierra Madre.

Casi un mes después, en Los Mochis fue ultimado Juan José Trejo Gutiérrez El Chapito Trejo, cabecilla criminal del grupo de Los Uriarte, célula que rivalizaba con la del Gross. Según el reporte de la Procuraduría General de Justicia del Estado fue que el sábado 26 de noviembre, después de las 12:00 horas, cuando El Chapito Trejo fue atacado a balazos junto con su esposa y sus tres hijos cuando transitaban en un automóvil Jetta color plata con placas de Baja California, por las calles de Jiquilpan y Libertad, en el fraccionamiento Jardines de Fátima. Trejo Gutiérrez salió herido mortalmente en el atentado; al ser revisado por la policía ministerial salió que portaba una identificación falsa, sería su esposa quien confirmó su identidad a la hora en que falleció en una clínica privada.

En las declaraciones de la mujer se asentó que el Trejo y su familia estaban por mudarse a Sonora. Las autoridades en Sinaloa prefirieron no seguir investigando sobre la muerte de Trejo Gutiérrez e informaron a su similar de Baja California su deceso. En este último estado ya se contaba con todo un perfil del operador del cártel sinaloense, y se le ubicada desde 2009 cuando todavía trabajaba bajo las órdenes de Teodoro García Simental, El Teo, y El Muletas.

Culiacán, la contra ofensiva 

A pesar de que en Mazatlán y Culiacán se echó a andar el grupo de reacción e inteligencia, conformado por las corporaciones estatales y el Ejército, la ola de violencia no ha sido contenida, con lo que suman más de mil 100 homicidios en lo que va de 2016, y más de siete mil 500 en el sexenio de Mario López Valdez. Con esta cifra, el 2016 ya superó los números de 2014 y 2015 en donde, en efecto, los asesinatos (en cada año) habían alcanzado la cifra de poco más de 900.

Sin embargo, mientras que en Mazatlán la Procuraduría adjudica los crímenes de alto impacto a los Beltrán, en la capital es al revés y son las células del Cártel de Sinaloa las que han participado en los últimos hechos. El martes 6 de diciembre, un día después de la oleada de ataques en el puerto, un comando integrado por varios sicarios irrumpió a las 20:10 horas en un domicilio de la colonia Infonavit Solidaridad de Culiacán, a espaldas de las instalaciones del SNTE 23, y privaron de la libertad a tres sujetos. Luego de subirlos a vehículos a la fuerza, y al tratar de retirarse, otro grupo armado arribó a la escena y la balacera se dejó sentir en el sector. Según vecinos, por más de una hora los intercambios de bala hicieron estruendo, y a pesar de los múltiples reportes al sistema de emergencia ninguna patrulla ni del policía ni del Ejército se presentó.

En la escena quedaron rastros de sangre y decenas de casquillos para fusil AK-47. Horas más tarde, una de las víctimas fue arrojada desde un vehículo en movimiento a un lado de la autopista Benito Juárez, cerca de la caseta de cobro de Vitaruto, sindicatura de Adolfo López Mateos, El Tamarindo. Estaba golpeado y desnudo. Al ser interrogado por los policías investigadores, el afectado señaló que a los otros dos no los soltaron y que desconocía su paradero.

De acuerdo con reportes extraoficiales, los hombres que fueron privados de la libertad se trata de allegados a los Beltrán Leyva, en específico a Alfredo Beltrán Guzmán, El Dos Banderas o El Mochomito. Uno y otro clan se dan cacería en las dos ciudades del estado. En cambio, luego de la emboscada a militares en pasado 30 de septiembre a la entrada de Culiacán, sobre la carretera México-15, en donde murieron cinco soldados y diez más resultaron heridos, la aparente tranquilidad se instaló en la sierra de Badiraguato.

La presencia del Ejército y la Marina obligaron a los grupos armados que se disputan el territorio a replegarse en las profundidades de la zona serrana. Desde entonces, de Aureliano Guzmán Loera, alias El Guano, no se ha sabido poco menos que nada, lo mismo de los hijos del Chapo, quienes bajaron el perfil de sus actividades tras ser perseguidos como presuntos autores intelectuales de la masacre a la milicia.

Mazatlán fuera de control 

Con esta guerra en ciernes, el discurso oficial del gobierno de Malova y el gobierno municipal del panista Carlos Faltón González trata de impedir que la imagen del puerto se manche, por lo que negaron que el rebrote de violencia esté afectando. Por el contrario, los miles de muertos no le impidieron al alcalde de Escuinapa Bonifacio Bustamante y al cabildo que controla otorgar el reconocimiento a Jesús Antonio Aguilar Íñiguez como “Hijo Pródigo”.

En declaraciones al periódico El Debate —diario afín al gobierno—, Malova señaló que tras la balacera del lunes en Mazatlán se puede salir y caminar. “Sí hay gobierno y se puede salir tranquilamente a la calle”, sostuvo tras informar la detención de los dos hombres en el operativo de la Marina. Lo mismo señaló Faltón González, al decir que el turismo en Mazatlán no ha decaído por hechos “aislados”.

“Confiamos en que el resto del mes la ciudad siga tranquila y puedan salir a la calle sin problemas”, apuntó. En cambio, el presidente de la Coparmex, capítulo Mazatlán, Óscar Sánchez, criticó que no es lo que diga el munícipe, sino lo que las estadísticas advierten muy bien. “Los números dicen cómo vamos, y no es lo que diga el alcalde, sino que ahí están los homicidios y ha habido un repunte”, comentó a los medios locales. Según las cifras, en lo que va de diciembre se han cometido 14 homicidios en el puerto, en el año suman 140, y en el trienio de Felton González ya van 350.
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