Quien no quiera ver fantasmas mejor no salga de noche, ni vaya a los panteones a deshoras (tampoco hay horas). Consejos para este día y todos los días de la política.
Si Ricardo Anaya se siente agraviado por los recientes señalamientos (básicamente del columnista Ricardo Alemán) en cuanto a su condición de viajero constante —un verdadero ”señor de los cielos”—, más le valdría irse acostumbrando pues el fuego amigo filtrado a los medios (en especial a esa columna) apenas empieza. Faltan otros y otras.
Anaya en las nubes: viajó 125 veces a Atlanta en 36 meses
Sus correligionarios (eso no quiere decir amigo, ni compañero, ni socio, ni nada) le han declarado la guerra y aun cuando haya favoritos suyos, como Marko Cortés (cada quien su ortografía) quienes tratan de disminuir la importancia de los enfrentamientos y la letalidad de las heridas, el calibre de las armas disponibles va en relación proporcional con el asunto en disputa: la antesala, por ahora, de la Presidencia de la República.
Anaya se ha gastado una fortuna en vuelos al estado de Georgia, porque en un arranque de patriotismo dejó a su familia en el sur profundo de la Unión Americana mientras él hace política en el partido de la desunión azul en México.
El platal gastado en esos desplazamientos hebdomadarios para saludar a los niños y entregarle el gasto a la señora (en el improbable caso de no tener tarjetas de crédito), es hasta la fecha una incógnita. De su aclaración ya se encargarán los contadores o quienes en esos afanes de investigación ocupen sus ocios dentro del Partido Acción Nacional.
Pero si Anaya ha sufragado de su peculio su celestial señorío, su frecuencia viajera y su vida de aeropuertos, pues hartos haberes le deben favorecer pues no es una bicoca el precio de los pasajes de avión a los Estados Unidos especialmente ahora con los dólares, como él, por los cielos.
Si Anaya pensaba en el silencio o la inactividad de Gustavo Madero, Rafael Moreno Valle y algunos más, cuyas ambiciones se han visto desplazadas por su activismo presidencial, ahora debe saberlo con claridad, no son nada más los desplegados de prensa las armas utilizadas en estas escaramuzas cuya intensidad irá subiendo hasta convertirlas en batallas en toda la regla. Y sin reglas.
0 comentarios:
Publicar un comentario