Joan Sebastian ofrecía niñas de 8 a 20 años de edad a los narcos, así lo acusan las víctimas, El ídolo de Juliantla podría haber sido algo más que un compositor y poeta: se le señala de haber sido fanático de la pederastía y de acostarse con jovencitas.
Joan Sebastian es señalado por víctimas de trata, pues –se asevera- que su rancho servía para que varios capos de la droga sostuvieran relaciones sexuales con bellas jovencitas menores de edad, Como publica El Debate en su portal de noticias, Amanda con doce años recién cumplidos fue convertida en mensajera del grupo de Los Rojos. ‘El Boloncho’ la utilizó primero para enviar drogas y armas a diversos puntos del Estado de Morelos.
Sin embargo, luego vendría lo peor para la chica. Amanda comenzó a ser explotada sexualmente en un prostíbulo del municipio de Taxco. Allí, los narcotraficantes ofrecían a las niñas de 20 años de edad, pero también conseguían menores de hasta 8 años, ‘Las chicas’, víctimas de hasta 9 años, eran normalmente hijas de centroamericanos ejecutados por el hampa.
‘Las grandes’ (de 10 en adelante) eran ‘enganchadas’ a la salida de la escuela prometiéndoles fortuna y bonanza; cuando ‘caían’ los criminales amenazaron con ejecutar a su familia completa.
El 19 de junio de 2014, un año y un mes antes de que falleciera Joan Sebastian, ‘Amanda’ en compañía de un defensor de las víctimas de trata, una sicóloga y dos testigos declaró ante la Unidad Especializada en Investigación de Tráfico de Menores, Personas y Órganos de la Procuraduría General de la República, que un día entró en una habitación del rancho de Joan Sebastian –donde se encontraban ‘las chicas’- y allí vio al mismísimo ‘Rey del Jaripeo’ participando y hablando con las menores.
Un año más tarde, el 8 de junio de 2015 (un mes después fallecería Joan), se presentó a declarar otra víctima de trata: ‘Julieta’.
Esta chica de 16 años se vio en la necesidad de buscar empleo, luego de que su padre abandonara a su madre. Comenzó preparando micheladas y cobrándolas en un bar por 700 pesos a la semana. Poco después, una mesera la invitó a un antro en Temixco, Morelos: El Sexto Sentido. El trabajo era de acompañante, bebiendo con clientes, bailando en la pista y sentándose en las piernas de los señores para amenizar su visita al sitio. Allí ganaría diario entre mil 500 y 3 mil pesos.
De allí brincó ‘Julietita’, de forma semejante a como lo hace la protagonista de la novela del Marqués de Sade, a ser dama de compañía. Le tocaba ir a fiestas sobre una camioneta negra, junto con otras cinco muchachas. Un día llegó a una reunión donde conoció a los narcotraficantes: Édgar Valdez, ‘La Barbie’ y a varios de sus hombres: El Negro, El Guacho, El Rulo, El Seven y El Barbas que podría ser Arturo Beltrán Leyva, el anfitrión de la fiesta habría sido ni mas ni menos que Joan Sebastian.
En esa misma fiesta escuchó un disparo desde una habitación. La Barbie había matado a una de sus compañeras luego de que la jovencita se negó a cumplir con las exigencias sexuales del capo. El cadáver fue sacado como un animal cualquiera de los cuartos.
Estas mismas jóvenes eran siempre solicitadas en varias ocasiones para acudir a fiestas de Joan Sebastian en su rancho. El cantante habría escogido de un catálogo a las muchachas que quería acudieran.
Según relató ‘Julieta’ ante la PGR la mayoría de las convocadas eran menores de edad. Ella logró escapar un día luego de ser explotada sin piedad durante más de tres años.
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