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El ‘Jefe de Jefes’ Arturo Beltrán Leyva

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Esta es la leyenda que ha quedado impresa en periódicos, revistas y declaraciones ministeriales. El sábado 5 de diciembre Arturo Beltrán Leyva fue padrino de un bautizo en Puebla. Permaneció en la entidad hasta el jueves 10, día en que decidió volver a Morelos. 


Su convoy era tan aparatoso que llamó la atención de la Policía Ministerial. Vino el tiroteo. La gente que caminaba por avenida Hidalgo y el bulevar Forjadores se tiró al piso. Dos judiciales quedaron heridos y un municipal murió.

Beltrán tuvo dejar atrás a cinco de sus gatilleros y también 11 vehículos. Huyó en helicóptero desde el hotel Villa Florida. Según el director operativo de la DEA, Anthony Placido, iba herido. El contralmirante
José Luis Vergara, vocero de la Secretaría de Marina, dijo que no: la noche siguiente reapareció en una posada en el fraccionamiento Los Limoneros, a las afueras de Tepoztlán. El lugarteniente Manuel Briones, ex agente de la Policía Metropolitana que se integró al cártel como sucesor de El Borrado, se encargó de su seguridad. De Briones dependía el ejército de Halcones que realizaba en el estado labores de vigilancia: a él se le achaca el asesinato de 40 de los miembros “incómodos” de la organización delictiva.

Los sicarios que Beltrán había dejado atrás en Puebla fueron llevados en avión a las instalaciones de la SIEDO para ser interrogados. Una versión señala que el capo sinaloense había sido detectado por la DEA desde que visitó a un cirujano plástico en el Hospital Ángeles de Puebla. El cruce de datos provocó que en una reunión del gabinete de seguridad se decidiera entregar la información al almirante José Luis Figueroa. Desde la presidencia se ordenó que el operativo corriera a cargo de la Secretaría de Marina.

Alrededor de las dos de la mañana, cuando la música alcanzaba su mayor intensidad, la operación comenzó. Los marinos irrumpieron en el fraccionamiento. Vecinos reportan que la balacera duró dos horas. Beltrán volvió a dejar a sus sicarios atrás. Huyó en un vehículo Toyota, posiblemente en compañía de La Barbie. Briones, el encargado de su seguridad, bajó por una barranca y se escondió en la maleza un día entero. Municipales de Cuernavaca y agentes de la SIEDO aparecieron en el fraccionamiento cuando el tiroteo era más tupido, pero se retiraron sin tomar parte en la operación.

La Armada aseguró a 40 personas, 11 de las cuales eran sicarios. El resto, músicos y sexoservidoras. En la casa fueron hallados 280 mil dólares, 20 armas, mil 700 municiones. Hubo tres muertos (entre ellos, una vecina del fraccionamiento). El vehículo en el que supuestamente habían escapado los capos fue hallado en Cuernavaca. Tenía huellas de sangre en la manija de la puerta izquierda y en el asiento delantero. Una versión señala que Beltrán volvió a ser detectado por la DEA tras recibir atención médica en un nosocomio de la capital morelense. Había dejado como domicilio el departamento que ocupaba en el condominio Altitude.

El 16 de diciembre los miembros del gabinete de seguridad fueron informados con sólo 20 minutos de anticipación de que la Armada iba a iniciar en Cuernavaca el operativo de captura de Arturo Beltrán Leyva. Se pidió al responsable de la 24 Zona Militar, el general Leopoldo Díaz, que cubriera el perímetro.

De acuerdo con documentos consultados por el reportero Ricardo Ravelo, un cocinero declaró que Beltrán Leyva iba a comer, aquel día, precisamente con el general Leopoldo Díaz. Declaró también que el capo estaba en compañía de La Barbie, pero que éste desapareció antes de que comenzaran las acciones. Beltrán había sido informado por su círculo de seguridad, Los Zafiros, sobre movimientos extraños en la calle. De acuerdo con el vocero de la Secretaría de Marina, supo que iban por él desde la una de la tarde, cuatro horas antes de que iniciaran los disparos, cuando un helicóptero sobrevoló el conjunto Altitude: “Él ya sabía. Cuando escuchó el ruido del helicóptero se percató de eso, entonces se fue a su lugar y se preparó para hacer frente; él sabía que tarde o temprano iban a llegar por él”.
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