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Eficientes, discretas y sin inspecciones: así operan las mujeres del narco en California

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A bordo de un Mini Cooper, María Guadalupe López Zamora pasaba sin problemas por la garita de San Ysidro. 

En la frontera California-México. Tenía tanta "suerte" evadiendo la revisión antinarcóticos de la Oficina de Aduanas y Control Fronterizo (CBP) que le pidió a su jefe, un enlace del cartel de Sinaloa en Los Ángeles, que le dejara llevar droga dos veces por semana.

Era la mañana del 22 de marzo de 2016 cuando López Zamora se formó en 'La Línea', el cruce fronterizo vehicular que conecta a Tijuana y San Diego. Aunque llevaba 45 paquetes con metanfetamina, ella no titubeó cuando un agente federal le formuló las típicas preguntas: a dónde iba, de qué lugar venía y qué llevaba en el auto. En Los Ángeles, en tanto, esperaban ansiosos algún mensaje de la mujer.


A las 8:13 am timbró un celular. López Zamora reportó a través de mensajes de textos con palabras en código que una vez más había cruzado la frontera con éxito y que se dirigía hacia el Valle de San Gabriel, en el este del condado angelino, para entregar el cargamento en una casa y recibir su paga.

Durante la madrugada del 12 de abril de ese año, la traficante se acercó otra vez a la garita de San Ysidro, mientras una foto de las placas de su Mini Cooper le llegaba a un narco que desde California monitoreaba sus pasos. En esa ocasión llevaba unas 45 libras de metanfetamina. A las 7:33 am un texto le alegró el día a esa célula de la organización dirigida por Joaquín 'El Chapo' Guzmán: la mujer volvió a burlar la inspección del CBP.

López Zamora es una de cuatro mujeres que de manera eficiente, discreta y sigilosa transportaban y coordinaban la distribución de narcóticos, además de realizar transacciones financieras, para una red del cartel de Sinaloa que traficó cocaína, metanfetamina y heroína hacia Los Ángeles. Desde ese lugar, la droga era enviada a San Francisco, Oxnard y Modesto (California), Omaha (Nebraska) y Phoenix (Arizona).

Al igual que las pandillas callejeras, los carteles reclutan mujeres para evadir los operativos de la Policía. De acuerdo con un reporte del Centro de Evaluación de Amenazas de California (STAC), ellas ayudan a los grupos delictivos a transportar armas, contrabando y drogas; facilitar la comunicación entre criminales dentro y fuera de las cárceles; lavar dinero; cometer robo de identidad y fraude.

Otras dos mujeres también pasaban contrabando por San Ysidro sin contratiempos. Ellas son Audrey Urrea y Diana Margarita Ortega García, una tijuanense de 25 años que a principios de diciembre fue sentenciada a más de 12 años de prisión por transportar 21 libras de metanfetamina pura en las llantas de su carro, un Chevrolet Cavalier. Ese cargamento lo entregó en Moreno Valley, en el condado de San Bernardino, a 110 millas de la frontera.
  
La joven chofer de 'El Chapo'
La investigación que logró desmantelar a esta red criminal no inició porque las hayan detectado a ellas, sino por otra razón que no ha sido revelada por las autoridades. Ortega García, según un documento judicial, "hizo varios viajes (con droga) sin ser detectada por agentes fronterizos y solo fue descubierta después de una investigación de escuchas telefónicas autorizada por la corte".

Ortega García recibió un pago de 6,000 dólares por llevar dicha droga, de la cual se habrían elaborado 95,000 dosis y que valía alrededor de medio millón de dólares en el mercado negro. Los fiscales federales, sin embargo, pidieron la sentencia más baja para la joven, considerando que aceptó trabajar para el cartel del 'El Chapo' debido a "problemas familiares y dificultades financieras". 

También López Zamora, la traficante del Mini Cooper, fue detenida cuando ya le seguían la pista a la red de narcos. Ella fue arrestada en un operativo la mañana del 12 de abril de 2016 cuando se dirigía con el cargamento de metanfetamina hacia Los Ángeles. Quienes la esperaban encendieron las alertas cuando la mujer no llegó al lugar y hora pactados. A las 5:00 pm se enteraron de que estaba tras las rejas.

Otro rol importante en esa organización lo tenía María Ernestina Limón Elenes, de 64 años. Ella es madre del cabecilla del grupo, Jeuri Limón Elenes, quien aún se encuentra prófugo. Desde su casa en Azusa, en el condado de Los Ángeles, la anciana monitoreaba los cruces por la frontera de las mujeres traficantes y reportaba cada movimiento, incluidos los arrestos, a su hijo y sus cómplices.

Según la acusación, Limón Elenes realizó depósitos bancarios de 2,000 a 6,000 dólares en 2015 y 2016, dinero que se generó de la venta de narcóticos, a personas no identificadas en Perris (California), Omaha (Nebraska), Independence (Missouri) y Melrose Park y Chicago (Illinois). Estas transacciones evitaron el escrutinio de las autoridades y ninguna las efectuó bajo su nombre.

Limón Elenes fue arrestada en junio pasado como parte de esta investigación de dos años que se enfocó en los operadores del cartel de 'El Chapo' en Los Ángeles, considerado su principal centro de acopio y distribución de droga en Estados Unidos. Al frente de este caso estuvieron la Administración para el Control de Drogas (DEA) y la Agencia Federal de Investigaciones (FBI).

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