Angie Anahí, de tres años de edad, murió en el lugar de los hechos –como dice el lugar común de la jerga policiaca–; su padre, horas después en el hospital. Ella tenía una bala en la cabeza; él, una en el estómago. Ambos esperaban en un viejo coche estacionado en Paseo Pericué, en la colonia Guaycura, a la madre y esposa para partir juntos.
Ambos vieron cómo un sicario llegó y mató a un hombre a la puerta de su casa. Nadie sabe si sus miradas se cruzaron; pero el matón disparó ocho veces al auto y asesinó a los testigos.
Según datos del secretariado ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública de la Secretaría de Gobernación, Tijuana fue el municipio con más homicidios dolosos en los dos primeros meses de 2017, con 211, 103 en enero y 108 en febrero.
La Ciudad de México reportó 97 ejecuciones en enero y 73 en febrero; Ciudad Juárez, 46 y 70, respectivamente. En el puerto de Acapulco, Guerrero, hubo 46 muertes violentas en enero y 64 en febrero. En marzo, Tijuana ya lleva más de 100.
Las ejecuciones, decapitaciones, descuartizamientos, hallazgos de cabezas y cuerpos tirados en las calles, dentro de bolsas o colgados en puentes del centro de la ciudad, además del asesinato de jovencitas o niños –algunos por violencia intrafamiliar–, han provocado la reacción del sector empresarial.
Al rendir protesta como presidente del Consejo Coordinador Empresarial de Tijuana, Kurt Honold Morales dijo al gobernador Francisco Vega de Lamadrid, invitado a la ceremonia: La inseguridad no se va a resolver evitando hablar de ella, o al decir que se trata de una guerra entre delincuentes que no afecta al resto de los ciudadanos.
Cada vez que se cuestiona a una autoridad por el aumento de los asesinatos y otros delitos, el gobernador, el alcalde o autoridades de seguridad pública se concretan a responder que se trata de tres grupos del narcotráfico que pelean por el control de la ciudad.
Según esta versión, autoridades y ciudadanos sólo tendrían que esperar a que uno de los bandos rivales gane. La estrategia del avestruz o del nado de muertito jamás ha ganado una batalla, recordó Kurt Honold al gobernador.
Además, el mandatario es el comandante de las corporaciones de seguridad y debe asumir ese liderazgo, expresó el líder empresarial. A la más reciente reunión para definir la estrategia de seguridad, el mandatario estatal envió al secretario de Gobierno.
La Cámara Nacional de Comercio de Tijuana, en voz de su presidente, Mario Escobedo Carignan, denunció que los comerciantes de la zona este han recibido amenazas: si no pagan derecho de piso, sus locales y mercancías serán incendiados y ellos asesinados.
Julián Leyzaola, jefe de seguridad pública en 2008, cuando los Arellano Félix y otros grupos delictivos se disputaban la plaza a sangre y fuego, advirtió que la ciudad se está deteriorando. “Está en primer lugar en violencia del país, y entró al ranking mundial de las 20 más violentas”, apuntó.
El también ex jefe policiaco en Ciudad Juárez, Chihuahua, explicó que, a este paso, en ocho meses o un año empezará la fuga de inversionistas y ciudadanos.
Especificó que el cártel Jalisco Nueva generación es uno de los más agresivos y pretende apoderarse de la zona oeste de Tijuana, donde están los centros nocturnos. Advirtió que cuando se consoliden los grupos delictivos empezarán el cobro de piso, los secuestros y las extorsiones.
La muerte de la niña y su padre tapó la boca a las autoridades, que sostienen que la gente que no está involucrada en asuntos delictivos no debería preocuparse por la inseguridad.
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