Uno a uno comenzaron a aparecer asesinados. Algunos fueron levantados, torturados y asesinados, otros desmembrados y sus restos esparcidos por todos lados; y unos más, simplemente fueron ejecutados.
Las primeras investigaciones oficiales sobre la nueva ola de violencia en La Paz apuntan al asesinato de Everardo García Silva “El 20”, “El Gordo” o “El Gevi”, considerado -según el último mapa delictivo- lugarteniente de Felipe Eduardo Guajardo García “El 28”,
quien enfrenta una guerra por el control de la plaza del narcomenudeo con José Fernando Torres Montenegro y/o José Francisco Ojeda Torres “El Pepillo” en la Zona Sur y con Luis Antonio Montoya Beltrán “El Montoya”, “El Artista” o “Don Carlos” en la Zona Norte de La Paz.
En plena campaña rumbo al proceso electoral del 7 de junio, el espiral de violencia ha tenido durante estas dos últimas semanas su punto más álgido en lo va del año, a raíz del homicidio del lugarteniente y hombre de todas las confianzas del clan de “Los 28”, quien de acuerdo a las primeras investigaciones oficiales, coordinaba las operaciones criminales de este grupo delictivo, perpetradas por:
* Melissa Margarita Calderón Ojeda “La China”.
* Raúl Castillo de la Rosa “El Cochi”.
* Alejandro Carrasco Torres “El Enano” o “El Ángel”.
* Un sujeto identificado con el apodo de “El Oso”.
La madrugada del 5 de mayo, Everardo García Silva “El 20” fue asesinado dentro de su casa de seguridad, localizada en Calle de Venustiano Carranza número 2717, entre 5 de Febrero y Antonio Navarro, Colonia Los Olivos.
En base a investigaciones de la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE), el jefe criminal dormía dentro de su vivienda, alrededor de las cinco de la mañana, cuando un comando armado llegó y tomó por asalto la casa de seguridad.
Según los informes, un sicario saltó la barda y abrió la puerta de acceso, entonces ingresó el comando armado y, después de tomar posiciones, comenzó a disparar hacia dentro de la vivienda.
El occiso estaba acompañado de un sicario de tal solo 17 años de edad, de nombre Santiago, quien despertó por las denotaciones y, con un rifle R-15, repelió el fuego.
No obstante, “El 20” cayó abatido por las balas de sus asesinos, y en la refriega, logró dar muerte a dos de sus agresores.
En la escena del crimen, agentes de investigación de la PGJE encontraron el cuerpo de “El 20” tirado sobre el pasillo que conduce a una de las habitaciones justamente frente al baño. Vestía playera de color gris, pantalón de mezclilla y sandalias.
Los dos pistoleros que perecieron en el enfrentamiento fueron encontrados tirados en el patio de la casa. Ambos portaban playera tipo polo de color negro, pantalón de mezclilla color azul, tenis de color negro; uno de ellos tenía un porta cargadores sujeto a la cintura y en el costado derecho, fajada una pistola Smith and Wesson calibre 40, color negro, matrícula DTTA9793.
En un radio de aproximadamente tres metros en el patio de la casa, fueron encontrados 78 cartuchos percutidos calibre 7.62 x 39 milímetros; cuatro de calibre .223 milímetros; cuatro de calibre 9 milímetros y un cargador desabastecido calibre 7.62 x 39 milímetros.
Durante la revisión, y en plena calle, se encontró un cargador abastecido, y en una jardinera, un rifle R-15, ensangrentado con su cargador abastecido.
El único sobreviviente de esta balacera, el menor Santiago -quien salió herido de un brazo-, dijo que al escuchar las primeras detonaciones, se tiró al piso y se cubrió la cabeza, y ya no salió hasta que los pistoleros que no lo vieron, “confirmaron la muerte de ‘El 20’ y se fueron”.
No aceptó haber participado en la balacera, pero el estudio de Rodizonato de Sodio, salió positivo en el disparo de arma de fuego.
Relató que cuando salió tomó el rifle de “El 20” y le cambió el cargador para presuntamente defenderse en caso de que lo fueran atacar, pero al salir observó que ya no había nadie, y escuchó que venía la Policía, entonces “lo tiré en una jardinera y corrí para que no lo pudieran involucrarme con la balacera”. Pero, para su mala suerte, una patrulla lo topó de frente, le marcó el alto y lo detuvo para su consignación a la Agencia del Ministerio Público de la PGJE.
Nueva ola de asesinatos
Tres días después del homicidio del lugarteniente de Felipe Eduardo Guajardo García “El 28”, se desató la violencia en la ciudad de La Paz.
La primera victima fue Erick Dávalos Von Borstel, quien según las primeras investigaciones, fue el encargado de rentar la casa de seguridad de “El 20”.
El contrato de arrendamiento de esa vivienda de una planta, color melón y portón de metal de color café, y de cuando menos otras siete casas de seguridad más de “El 28”, aparecía a su nombre.
El cuerpo de la víctima identificado en el bajo mundo como “El Novio de La China”, fue encontrado en la calle de Francisco Javier Mina entre Manuel Márquez de León y Miguel L. Legaspy, Colonia Los Olivos Estaba en posición decúbito dorsal, y sobre el rostro traía un cartel de color verde fluorescente, con la siguiente leyenda: “Pa que sigan de coplones, Atte: Don Carlos”. De igual manera, tenía vendada la boca con un pedazo de playera de color blanca.
A escasos tres metros del cuerpo fueron encontradas unas huellas de rodado de neumáticos. En el dictamen pericial, se determinó que las causas de la muerte de “Von Borstel”, y cuyo nombre, dicho sea de paso, está tatuado en uno de los antebrazos de “La China”, fue por asfixia por estrangulamiento.
A pesar del cartel encontrado en su cuerpo -de acuerdo a las investigaciones de la PGJE-, la víctima de 41 años de edad y de ocupación mecánico, indudablemente fue asesinado por sicarios al servicio de “El 28”.
De acuerdo a investigaciones, había filtrado información a grupos rivales, sobre el paradero de Everardo García Silva “El 20”, por lo que presuntamente fue asesinado.
Al cierre de esta edición, el domicilio particular del occiso estaba situado por los tres órdenes de gobierno, en espera de ser cateado por la Subprocuraduría Especializada de Investigación de Delincuencia Organizada (SEIDO).
Después de ese crimen, y justamente el 10 de mayo, un nuevo cuerpo apareció amordazado y encintado alrededor de las 8:50 am, sobre el Kilómetro 178 del tramo carretero La Paz-San José del Cabo.
Una mujer que circulaba por el lugar observó el bulto y dio aviso a las autoridades de que a la orilla de la carretera en el punto conocido como “Y”, se encontraba una persona sin vida, “amarrado de pies y manos”.
La escena del crimen se lleno rápidamente de policías, quienes durante una inspección ocular observaron un cartucho percutido calibre 40 milímetros a escasos tres metros del cuerpo, otro más a 30 centímetros y otro más a 10 centímetros.
Según el dictamen médico, la víctima fue torturada y ejecutada, y en vida respondía al nombre de Leonardo Gaxiola Martínez “El Alazán”.
Las primeras investigaciones arrojaron que era un sicario que desde enero de 2015 se integró a la célula criminal de “El 28” en Los Cabos.
Además, fue identificado como presunto escolta de Francisco Javier Trasviña Márquez, dueño del prostíbulo El Alazán y compadre del candidato a la presidencia municipal de Los Cabos, Narciso Agúndez Montaño.
De acuerdo a antecedentes de la Procuraduría General de la República, Gaxiola había sido detenido el 23 de agosto de 2003 por el delito de portación de arma de fuego para uso exclusivo del Ejército, Armada y Fuerza Aérea. Fue ubicado y aprehendido en el bar El Alazán, localizado en la zona de tolerancia de Cabo San Lucas.
Se le recluyó en el Centro de Readaptación Social de La Paz, posteriormente salió y, seis años después, fue detenido en posesión de una pistola 38, mientras circulaba cerca del estadio de beisbol del poblado El Rincón de Aliso, en la comunidad de La Capilla en El Fuerte, Sinaloa.
En base a datos de la PGJE, el apodado “El Alazán” era uno de los sicarios que privaron de la vida a los narcomenudistas Fabricio Cota Rosas y Andrés Enrique Echeverría Franco, el 9 y 10 de enero pasados en Cabo San Lucas. Junto con Raúl Castillo de la Rosa “El Cochi”, y Claudio Miranda Amador, quien dicho sea de paso, era secretario privado del comisario de la Dirección de Seguridad Pública, Policía Preventiva y Tránsito Municipal de Los Cabos, participaron en la ejecución de estos narcomenudistas, en un intento por iniciar una guerra por el control de la plaza del narcomenudeo en Los Cabos.
De hecho, los vehículos del ex funcionario del gobierno del alcalde José Antonio Agúndez Montaño, fueron utilizados en los dos crímenes, quien semanas previas a los asesinatos estaba al servicio del ex Agente del Ministerio Público de la Federación, Paciano Guerrero Caro.
En este nuevo espiral de violencia también fueron ejecutados:
Jorge Luis Ulloa Madera. Recibió 20 tiros con una pistola calibre 9 milímetros en Calle de Bahía Coronado y Encino, Colonia Paraíso del Sol en La Paz.
El crimen fue perpetrado alrededor de las 7:30 pm del 11 de mayo, cuando circulaba a bordo de su vehículoVolkswagen Golf de color azul, modelo 1995, placas de circulación CZL-1072.
Alán Giovanny Hernández García y Hernán Rivera Beltrán. Asesinados aproximadamente a las 5:00 pm del 12 de mayo, cuando pretendían ingresar a la tienda Ley sucursal Las Garzas, en Avenida Agustín Olachea Avilés, esquina con Tenochtitlán, Colonia Puesta del Sol.
El primero de ellos murió en el lugar y el segundo en el hospital. En la escena del crimen fueron encontrados: un cartucho percutido de pistola 9 milímetros, seis cartuchos percutidos de calibre 45 milímetros y seis cartuchos percutidos calibre 38 milímetros.
También, el martes 12 de mayo fue encontrado un cuerpo destazado en dos diferentes puntos de la ciudad de La Paz, el cual hasta el cierre de esta edición, permanecía en calidad de desconocido.
El primer hallazgo fue en la calle de Encinas, entre Francisco Javier Mina y Manuel M. Diéguez en la colonia Los Olivos, donde fue reportado un bulto, envuelto en una bolsa de plástico negro, con una leyenda escrita en cartulina que textualmente decía: “Ahora sí hijos de su puta madre, querían guerra culeros, ahora no voy a respetar ni madres, eso querían hijos de su puta madre, pues eso tendrán”.
Tras abrir la bolsa, peritos de la PGJE encontraron el torso de un cuerpo humano, pero no se pudieron determinar las causas de la muerte porque carecía de cabeza, piernas y brazos.
El segundo hallazgo fue en la calle 5 de Febrero, entre Hermenegildo Galeana y Padre Kino en la colonia Los Olivos, donde se reportó un segundo bulto en una bolsa de plástico, dentro del estaba una cabeza humana, pero no se pudieron especificar las causas de muerte, porque faltaban las piernas y los brazos de la víctima.
Al cierre de esta edición, no había ocurrido el tercer hallazgo para completar todas las piezas de este cuerpo destazado.
Sobre estos hechos, un integrante del Grupo de Coordinador de Seguridad Pública del Estado de Baja California Sur confió a ZETA “estar preocupado porque pueda elevarse el nivel de violencia entre los grupos criminales en pugna, sobre todo por la cercanía de las elecciones, donde tanto crimen pudiera inhibir el voto el día de la jornada electoral”.
Citó como ejemplo el caso de la balacera en el estacionamiento del supermercado Ley Las Garzas”, ya que a partir de ahí, gran parte de la población “ya la está pensando hasta para salir a ir a comprar mandados y adquirir los productos básicos de primera necesidad de cualquier familia sudcaliforniana”.
Por último, expresó que la jornada electoral estará reforzada con un operativo especial de los tres niveles de gobierno, a fin de evitar que pueda ocurrir una tragedia, pues los mensajes que se han lanzado entre uno y otro grupo delictivo ponen en evidencia que la guerra podría subir de nivel en los próximos días.
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