El robo de gasolina ya es algo normal para la ciudadanía, sin temor alguno se aprecia a personas acarreando bules y abasteciendo gasolina a sus vehículos en las calles.
Este es un delito que presumiblemente inició en 1990 y desde entonces se presume que muchas gasolineras de Sinaloa, funcionan con combustible de dudosa procedencia.
Las sospechas.
Un claro ejemplo ocurrió en la ciudad de Culiacán el 27 de junio del año pasado cuando elementos Policíales localizaron un camión, gargado con 15 mil litros de gasolina, abasteciendo a un establecimiento distribuidor en pleno centro de la ciudad capital. La noticia fue un bombazo. Hasta el gobernador Mario López Valdez reconoció, en aquél momento, que hay un mercado negro de gasolina en Sinaloa, en el que, posiblemente, pudiera participar algún funcionario.
En realidad, éste es uno de los nuevos negocios de la delincuencia organizada, que sin decir marcas, cuenta con la complicidad de empresarios del giro gasolinero y de transporte de carga, pero también con la omisión y colusión de los diferentes niveles de gobierno, incluido, por supuesto, Petróleos Mexicanos. ¿Quién avisa de noche o madrugada? ¿En qué momento, o tales horas, van a soltar gasolina por los gasoductos, y que entonces pueden conectarse y robarla? Obviamente, alguien de adentro de Pemex les da el pitazo. Todos lo saben, menos las autoridades civiles, policiacas y militares.
Impunidad, tema central. Esta acción no puede realizarse sin la colaboración de Pemex, o al menos personas profesionales que son pagadas por la delincuencia para que les realicen un trabajo eficaz. Sin embargo su distribución, su venta, la impunidad, la libertad con que operan, el poderío que tienen, no puede explicarse sin la presencia del narcotráfico, así de sencillo.
Se presume que el Cártel de Sinaloa, al menos en el caso de esta entidad, además del tráfico de drogas, está avocado a la ordeña de gasoductos de Pemex y por supuesto, a su venta y distribución. Las fuentes no oficiales indican que es el grupo delictivo que dirigía Joaquín Guzmán Loera, "El Chapo", jefe de esta organización criminal, la que ha fortalecido este giro delictivo, a través de diferentes células.
Mercado turbio.La gasolina robada está a la venta en las esquinas, a la vuelta de las casas de las colonias y comunidades. Actualmente se vende entre nueve y 10 pesos pesos, en vez de los más de 13 pesos por litro del combustible en los negocios establecidos.
En Salvador Alvarado, por ejemplo, una considerable parte de la población se dedica a este negocio que va desde la extracción de las tomas clandestina, hasta la venta en colonias e inclusive, como puntos que se encargan de la vigilancia mientras otros se encuentran "ordeñando".
Esta actividad clandestina está llena de riesgos, y para los "gasolineros" siempre está latente la posibilidad de una tragedia, como la que sucedió el 18 de abril de 2011, cuando una toma clandestina explotó dejando como saldo a una persona muerta, o la más recientes que data del día 13 de este mismo mes cuando la derrama de miles de litros de una toma clandestina en unos predios agrícolas entres los poblados Las Brisas, Guasave y la sindicatura Villa Benito Juárez generó, además de la contaminación ambiental, el riesto latente de una explosión de grandes dimensiones.
En Culiacán, Guasave, Los Mochis y Mazatlán el panorama no es menos grave; por el contrario, la cercanía de los centros poblados obliga a la toma de decisiones urgentes.
0 comentarios:
Publicar un comentario